¿Por qué le dicen ‘Don Goyo’ al Popocatépetl?

De acuerdo a diversas versiones, no oficiales ni científicas, existen al menos cuatro teorías del porqué le dicen "Don Goyo"
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Volcán Popocatépetl

Para los amantes de los datos curiosos, y a raíz de la constante actividad del volcán Popocatépetl, a continuación, presentamos todos los detalles del por qué le dicen “Don Goyo” a esta imponente montaña situada entre la Ciudad de México y Puebla.

De acuerdo a diversas versiones, no oficiales ni científicas, existen al menos cuatro teorías del porqué le dicen “Don Goyo” a uno de los volcanes más imponentes, activos e importantes del planeta.

La primera tiene que ver con que en México el nombre “Gregorio” es muy común, y se dice que debido a la relación cercana y cotidiana que tienen los pobladores de Puebla y CDMX con el volcán, es que la comunidad eligió llamarle así, “Don Goyo”, usando el “Don” como un término de respeto y familiaridad, y “Goyo” porque es otra forma de nombrar a “Gregorio”.

Una versión más indica que, quienes han llamado “Gregorio” al Popocatépetl, es en honor a San Gregorio magno, uno de los grandes pontífices de la iglesia católica.

En tanto, hay quienes narran que el nombre “Goyo” se refiere a un personaje no real creado por los habitantes de las faldas del volcán, con el fin de personificarlo. Según esta teoría, “Gregorio” sería el espíritu del volcán Popocatépetl, y, por lo tanto, “Don Goyo” sería una forma cariñosa de referirse a él.

Pero, ahí no queda todo, no. Ya que la versión más fuerte entre la gente de CDMX y Puebla es que el origen del sobrenombre “Don Goyo” se encuentra en la población de Santiago Xalitzintla, una localidad cercana al Popocatépetl. Según cuenta la historia, un hombre llamado Antonio tuvo un encuentro con “Gregorio Chino Popocatépetl” mientras caminaba por las faldas del volcán.

En la narración histórica, se explica que Don Gregorio, quien personificaba al volcán, le informó a Antonio que solo se le aparecería cuando estuviera por hacer erupción el “Popo” o para indicar que se trataba solo de fumarolas, y que no había algún riesgo o peligro para la población.

De esta manera, Antonio se convirtió en el primer “tempero” y, después de su fallecimiento, sus descendientes asumieron la responsabilidad de comunicarse con Gregorio y mantener informada a la población sobre la actividad volcánica de “Don Gayo”.

Efrén Urrutia