Expulsión sin sorpresas en la Casa de los Famosos

Una gala predecible donde se impuso la lógica y la tensión fue un mero simulacro
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La gala dominical de expulsión transcurrió sin grandes sobresaltos.

Como ya era esperado, Sian resultó ser el expulsado, quizás tras una votación que no fue precisamente masiva.

Esta vez la producción no alardeó de los millones de votos que en otras ocasiones presumía con entusiasmo. Ni siquiera se contó con la presencia de interventores de la Secretaría de Gobernación, algo que solía ser parte del protocolo.

Fue una gala de expulsión modesta, sin grandes patrocinadores ni fastuosos despliegues.

El show, como es costumbre, sirvió para recapitular las peripecias de la semana. Una semana marcada por el triunfo del débil sobre el fuerte, el llamado “milagro” que tantas veces se pidió y, finalmente, llegó.

En la temida placa de nominados se encontraban Sian, Mayito, Arath y Briggite.

El primero en ser rescatado fue Mayito, el comediante y ex compañero de Paco Stanley, quien ha logrado conquistar a la audiencia mexicana, más preocupada por salvar al sexagenario que por los verdaderos problemas del país.

El siguiente en ser salvado fue Arath, nuestro héroe de la semana, elevado a la categoría de figura histórica en las redes sociales, donde su nombre se pronuncia casi con la reverencia de un Miguel Hidalgo.

El abrazo de sus compañeros no se hizo esperar, y junto con Mayito, podrán seguir compartiendo sus mañanas en la cocina, para alegría de las señoras que ya los ven como uno más de la familia.

Finalmente, la Jefa llevó a los dos restantes, Briggite y Sian, al jardín, donde aguardaba la puerta giratoria, esa boca voraz que, una vez a la semana, se traga a uno de los habitantes para no devolverlo jamás.

Parados frente a ella, Briggite pasó primero, seguida por Sian. Unas tres o cuatro vueltas después, la tensión—falsa para algunos—se instaló, tratando de generar suspenso tanto dentro como fuera de la casa.

El público, ansioso por ver un desenlace dramático, esperó el veredicto.

Al final del giro, la felicidad y la desgracia se separaron: Briggite, la venezolana de los rizos dorados, fue salvada por el público. Sian, por su parte, salió expulsado.

La “liebre” que había esquivado todas las nominaciones anteriores fue, esta vez, cazada.

Resignado, su expresión desconcertada lo decía todo. El cubano no terminaba de entender cómo su carrera en el reality había quedado destruida, víctima de una audiencia mexicana que lo percibió como traidor, aliado del llamado “tumor”.

Salió con un apoyo ínfimo del público. Las encuestas no oficiales apenas le otorgaban entre un 3 y 5 por ciento del voto “popular”.

Así culminó otro domingo de expulsión. Ahora, rumbo a la gran final en dos semanas, queda la incertidumbre de lo que esta semana pueda deparar.

Valeria Mireles