Hechos para hombres, los trajes de protección médica exponen a mujeres al COVID-19

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Profesionales de la salud en el Reino Unido, expertos y sindicatos médicos sostienen que los equipos de protección del personal (EPPs) para prevenir que médicos y enfermeros se expongan a infecciones altamente contagiosas como el COVID-19 ponen en riesgo a las mujeres que trabajan en la línea de frente contra el coronavirus.

“La vida de esas mujeres está en riesgo debido a equipos de protección mal ajustados”, manifestó Helen Fidler, la vicepresidenta del comité de consultores del Reino Unido de la Asociación Médica Británica (BMA, por sus siglas en inglés). Diseñados para “hombres de 1,90 metros de altura con la contextura física de un jugador de rugby”, así ilustró al diario The Guardian un trabajador de primera línea del Servicio Nacional de Salud británico —NHS por sus siglas en inglés—.

Simplemente no están pensados para mujeres. Los problemas para ajustar los equipos aparecen porque las medidas que los componen son demasiado grandes para un cuerpo femenino promedio, “con la ironía de que el 75% de los trabajadores en el Servicio Nacional de Salud son mujeres”, manifestó Fidler. En eso coincidieron profesionales de la salud, expertos y sindicatos médicos consultados por The Guardian.

En La mujer invisible: descubre cómo los datos configuran un mundo hecho por y para los hombres (2020), la periodista especializada en género Caroline Criado-Pérez analiza la problemática del diseño de múltiples objetos de la vida cotidiana a partir del relevamiento de datos estadísticos y de entrevistas.

Criado-Pérez dedicó un capítulo a los equipos de protección del personal hospitalario y relevó múltiples testimonios de trabajadoras de la salud que no habían podido encontrar ejemplares ajustables a sus cuerpos. Por ejemplo, las mascarillas están diseñadas para una cara masculina, “y si no se ajusta, no protegerá”, sostuvo. Por la escasez de datos desagregados por sexo sobre el tema, explicó que no se sabe cuántas mujeres están siendo afectadas actualmente, pero subrayó que se trata de una queja que se escucha a diario por parte de las médicas y enfermeras.

Una de las enfermeras de cuidados intensivos consultadas por la escritora manifestó que la mitad de las mujeres en su unidad reprobaron la prueba de ajuste de los equipos de protección, un proceso riguroso que garantiza que los trabajadores de la salud usen la máscara del tamaño correcto y que el dispositivo no gotee.

“El sexismo está muy presente aquí”, afirmó la enfermera. La preocupación de Criado-Pérez la llevó incluso a instar a la ministra de la Mujer e Igualdad británica Elizabeth Truss a leer el libro y ocuparse del asunto.

La problemática ya había sido investigada anteriormente. En 2016, la Unión de Sindicatos de la Salud en el Reino Unido publicó el informe “Equipos de protección personal y las mujeres”, donde se indica que solo un 29 % de las mujeres trabajadoras de la salud utilizan equipos hechos para ellas, y el 57 % afirma que los dispositivos dificultan su trabajo.

La secretaria general del gremio dijo a The Guardian que habiendo promedialmente casi ocho mujeres por cada 10 profesionales de la salud, “es una desgracia que no tengamos disponibles los uniformes de protección necesarios en talles femeninos. Nuestras trabajadoras merecen más que esto”, subrayó.

En la misma línea habló Rose Gallagher, integrante del sindicato londinense Royal College of Nursing. “A las enfermeras se les hace muy difícil brindar atención médica cuando el equipamiento que llevan puesto les lastima la piel, y las hace sudar y sentirse mareadas”, explicó. Según relató, una de sus colegas desarrolló úlceras en el rostro por ajustarse demasiado la máscara para protegerse.

“Esto es inaceptable. No debería ser necesaria una pandemia global para que la gente se dé cuenta de que las mujeres tienen cuerpos distintos a los de los hombres. Los gobiernos tienen la responsabilidad moral, legal y ética de hacerse cargo de esto, y es preciso que lo hagan rápido”, finalizó.

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