La entrevista del escándalo

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En tercera persona

En una entrevista que acaba de conceder al podcast De Carne y Hueso, de Quadratín Guerrero, el obispo emérito Salvador Rangel Mendoza afirmó que la paz no volverá al estado de Guerrero hasta que la alcaldesa morenista de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, se desligue de Los Tlacos.
Los Tlacos es el grupo criminal que, según el obispo, está detrás de los asesinatos y “levantones” que sacuden la región, y controla el cobro de piso, así como los impuestos “a la carne, el refresco, la cerveza…”.
La alcaldesa de Chilpancingo fue grabada durante un desayuno en el que departió y ofreció ayuda a Celso Ortega Jiménez, líder criminal de Los Ardillos, organización que hoy disputa a Los Tlacos el control criminal de Chilpancingo.
El video, de unos segundos de duración, se dio a conocer luego de que aparecieran varias cabezas cercenadas en una calle céntrica de la capital del estado, al lado de un narcomensaje en el que se recordó a la alcaldesa que estaba pendiente una segunda reunión con el grupo delictivo y en el que se acusaba a su gobierno de cobrar cuotas a los comerciantes en servicio de Los Tlacos.
Hernández alegó que el video estaba editado y apostó por el olvido. Al arreciar el escándalo, el presidente de México prometió una investigación. Pasaron las semanas. Hernández se replegó de las actividades públicas y finalmente nada ocurrió.
En la entrevista concedida a Quadratín, el obispo Rangel –a quien se ha señalado como intermediario de la entrevista entre la alcaldesa y el jefe criminal– afirma que hay 40 minutos más de grabación, y que el problema de Chilpancingo es que Hernández no quiere desligarse de Los Tlacos.
“El problema es con Los Tlacos, mientras (la presidenta municipal) los siga apoyando”.
Rangel sostuvo que él mismo difundió otro video en el que se ve a Norma Otilia Hernández “entrando triunfante” a Tlacotepec en compañía de Onésimo “El Necho” Marquina, comandante del grupo delincuencial.
“Yo tengo dos testimonios de que ella va con el señor arriba (a la sierra) y si no se desliga, el problema no se va a acabar en Chilpancingo”.
En la entrevista, Rangel hace una defensa escandalosa de Los Ardillos, un grupo que desde hace dos décadas ha arrasado pueblos, asesinando. Secuestrando. Decapitando. Desmembrando. Encostalando. Calcinando gente: una organización que ha sembrado el terror en Quechultenango, Tixtla, Chilapa, Eduardo Neri y Chilpancingo…
Según el obispo, Los Ardillos le han dicho que no quieren que se distribuyan drogas como la piedra o el ice, “porque matan a la gente”: “Yo distribuyo mi mariguanita, pero hasta ahí nada más…”. Acusa a Los Tlacos de seguir distribuyendo sobre todo la “china white”, una mezcla de fentanilo con heroína.
Rangel sostuvo que la gente “aprecia mucho” a Los Ardillos porque ellos “cada mes se reúnen con los delegados municipales: qué necesitas, qué problema tienes, cómo te podemos ayudar…”. Dijo que son ellos, y no el gobierno, quienes han promovido “el desarrollo en todas esas zonas… y la gente lo sabe”.
Recordó que, tras los recientes bloqueos en Chilpancingo, en los que Los Ardillos movilizaron a unas cinco mil personas, el presidente López Obrador le pidió a la gente que los abandonara:
“Cuándo los van a abandonar –señaló–. No obligaron absolutamente a nadie, era la gente apoyando… La gente los quiere”.
A lo largo de la entrevista, el obispo Rangel definió como una persona “tan humana, tan humana” a otro jefe criminal: Santiago Mazari Miranda, “El Carrete”, líder de Los Rojos. Recordó que él le dio la comunión y la confirmación, y que “El Carrete” le presentó a su mamá y a sus hermanas y “me hacía mis taquitos de cabeza de chivo”. Recordó que se hizo amigo de Isaac Navarrete Celis, “El Señor de la I”, jefe del Cártel de la Sierra (al que llama don Isaac), y recordó también que ofició la primera comunión de las hijas de “Necho” Marquina –de paso confirmó a los guaruras de este, “porque había muchos jovencillos que no estaban confirmados”.
El obispo Rangel cerró la entrevista con una bomba: “Ya la traen contra Los Ardillos”, dijo. La razón: porque en las elecciones de 2021 los dos mejores mítines del candidato a la gubernatura Mario Moreno Arcos la organizaron ellos. “Y eso (los de Morena) no se lo perdonan ni a los del PRI ni a Celso Ortega… Porque este grupo apoyó al PRI, a Mario Moreno, el susto que les dieron es que perdió totalmente Morena ese lugar… y es la tercera incursión que hace Morena para meterse allá”.
Concluyó el obispo: “Si el gobierno quiere paz en ese territorio, yo les digo, para qué patean la cerca de la perra”.

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