Luis Buñuel entrevista a Silvia Pinal en el otro plano existencial

Un diálogo imaginario entre dos titanes del séptimo arte que se reencuentran para recordar su legado y celebrar una vida plena de creatividad y retos
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Silvia Pinal entrevistada por Luis Buñuel en otro plano existencial

Cuando Silvia Pinal cerró los ojos en su plano terrenal, el telón de su vida no cayó, sino que se alzó en un escenario distinto, donde las luces del cine y el arte nunca se apagan. Fue allí, en ese espacio intangible donde las almas creativas se encuentran, que Luis Buñuel, el maestro del surrealismo, se presentó frente a ella una vez más.

Él, con su ironía afilada y su fascinación por lo onírico; ella, con su eterna vitalidad y esa mezcla de elegancia y fuerza que la convirtió en musa y leyenda. Buñuel había esperado este encuentro. Aunque en vida nunca le gustó conceder entrevistas, esta ocasión era distinta: se convierte en entrevistador.

Tenía frente a él a su actriz predilecta, esa que encarnó con maestría sus visiones más transgresoras y profundas. En este otro plano de la existencia, sin las barreras de lo terrenal, ambos se permitieron una conversación honesta y entrañable, recordando los momentos que compartieron y reflexionando sobre los legados que dejaron.

El diálogo que sigue no solo es un viaje al pasado, sino una exploración de las emociones, las luchas y los triunfos de dos titanes del arte. Una charla que, de haber sucedido en vida, habría sido imposible por la timidez del uno y la modestia de la otra.

 

¡Acción!

Luis Buñuel: Silvia, bienvenida a éste, el otro plano existencial. Nunca imaginé que tendríamos esta oportunidad de sentarnos a charlar de nuevo. Aunque esta vez no estoy detrás de una cámara ni tú frente a ella.

Silvia Pinal: Muchas gracias, Luis. Es un privilegio reencontrarte, aunque sea aquí. Qué mejor que seguir creando juntos, aunque sea con palabras.

Luis Buñuel: Empecemos por el principio, ¿te acuerdas de cómo nos conocimos?

Silvia Pinal: ¡Cómo olvidarlo! Fue gracias a mi obstinación, aunque debo admitir que tuve un poco de ayuda. Estaba casada con Gustavo Alatriste y él me preguntó qué quería como reconocimiento por mi apoyo en sus proyectos. Le respondí sin dudar: “Quiero trabajar con Luis Buñuel”.

Luis Buñuel: Lo recuerdo bien. Me buscaron y me sorprendió tu determinación. Pero lo que realmente me convenció fue tu mirada, esa mezcla de dulzura y fuerza que siempre has tenido. Sabía que eras perfecta para Viridiana.

Silvia Pinal: Viridiana fue un desafío en todos los sentidos. La censura, las críticas, el Vaticano… pero también fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Esa escena final, con la partida de cartas, me dejó marcada.

Luis Buñuel: Esa escena fue una metáfora de tantas cosas: la religión, la hipocresía, el deseo. Pero también era un reflejo de tu capacidad como actriz para transmitir tanto con tan poco. ¿Cómo te sentiste llevando un personaje tan polémico?

Silvia Pinal: Fue complicado. Al principio no entendía del todo la profundidad del guion, pero poco a poco me di cuenta de que Viridiana era más que una película. Era una crítica feroz y un espejo de las contradicciones de nuestra sociedad. Nunca me arrepentí de haber salvado la cinta de la censura española y llevarla a México.

Luis Buñuel: Hiciste bien. Si no fuera por ti, esa película quizás se habría perdido para siempre. Pero no nos detengamos ahí. Hablemos de El ángel exterminador.

Silvia Pinal: ¡Qué experiencia tan curiosa fue esa película! Un grupo de personas atrapadas sin razón aparente en una habitación. Recuerdo que muchos actores no entendíamos cómo iba a resultar esa trama tan surrealista.

Luis Buñuel: Lo sé. No me gusta explicar demasiado mis ideas. Prefiero que el público y los actores encuentren sus propias respuestas. Pero dime, ¿cómo fue para ti trabajar en un elenco tan grande?

Silvia Pinal: Fue fascinante. La tensión en el set era real, especialmente porque tú insistías en que todos actuáramos con naturalidad mientras lidiábamos con algo tan irracional. Pero creo que eso le dio autenticidad al resultado.

Luis Buñuel: Y luego vino Simón del desierto. Ahí te pedí que interpretaras una tentación, un papel que era todo lo contrario a Viridiana.

Silvia Pinal: Fue un cambio radical, y lo disfruté. Esa escena en la discoteca, tan moderna y provocadora, me pareció una locura maravillosa. ¿Sabes algo, Luis? Nunca me encasillaste. Siempre me diste personajes que me desafiaron y me hicieron crecer.

Luis Buñuel: Porque veía en ti una capacidad infinita. Ahora que lo pienso, ¿alguna vez te sentiste limitada por ser una mujer en el medio artístico?

Silvia Pinal: Claro, pero siempre encontré formas de abrirme camino. En el cine, en la televisión, en el teatro. Sabía que el talento no bastaba; había que tener valentía y persistencia. Tú mismo me lo enseñaste.

Luis Buñuel: Me alegra haber contribuido en algo. Pero hablemos de tu legado, Silvia. Hoy el mundo te llora, pero también te celebra. ¿Cómo te sientes al saber que dejaste una huella tan profunda?

Silvia Pinal: Me siento agradecida. Siempre pensé que el arte era una forma de trascender, de conectar con las personas. Si logré eso, entonces mi vida tuvo sentido.

Luis Buñuel: Lo lograste y más. Fuiste la musa, la actriz, la mujer que supo transformarse y reinventarse. Cuando vean nuestras películas, verán no solo historias, sino también el reflejo de nuestras pasiones, miedos y esperanzas.

Silvia Pinal: Y eso es lo que importa, ¿no? Dejar algo que inspire a otros.

Luis Buñuel: Exactamente. Silvia, ha sido un placer reencontrarte. Espero que, en este plano, podamos seguir explorando nuevas formas de arte.

Silvia Pinal: El placer es mío, Luis. Aquí el tiempo no existe, así que estoy segura de que seguiremos creando.

Luis Buñuel: Entonces que sea así. Hasta nuestra próxima charla, querida Silvia.

Silvia Pinal: Hasta la próxima, maestro.

Al concluir la charla, ambos se miraron con una complicidad que solo los grandes artistas comparten. Silvia, agradecida, expresó que no imaginaba mejor bienvenida al otro plano que reencontrarse con Buñuel. Él, fiel a su estilo, respondió con una sonrisa irónica: “Al final, todos somos personajes atrapados en un ángel exterminador llamado tiempo”.

Y así, en ese rincón eterno donde el arte se celebra y el tiempo es un espectador, Silvia Pinal y Luis Buñuel se despidieron momentáneamente.

Su conversación, tan llena de vida, deja la certeza de que las grandes almas no desaparecen, sino que siguen inspirando desde lo intangible, para dejar en claro que el verdadero arte, nunca muere.

 

AT

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