México busca una alternativa al Canal de Panamá

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Canal de Panamá

A un siglo de la inauguración oficial del Canal de Panamá, México busca desarrollar una alternativa con un ‘canal seco’ que interconectará con una vía férrea de unos 350 kilómetros la franja más angosta del istmo de Tehuantepec, entre los puertos de Salina Cruz, en la costa del Pacífico, y Coatzacoalcos, en el golfo de México.

La creación del denominado Corredor Interoceánico es promovida personalmente por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Se trata de uno de los cuatro megaproyectos con los cuales su Gobierno intenta oxigenar a la economía mexicana, junto con la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía en la capital.

Polos de desarrollo

Hazael Matus Toledo, alcalde de El Espinal, municipio del sureño estado de Oaxaca por donde cruzará el ferrocarril, dijo que los principales beneficiarios del proyecto serán las comunidades rurales en las costas y la montaña, en su inmensa mayoría por comunidades de indígenas.

“En primer lugar, el Corredor Interoceánico va a traer un beneficio para la comunicación de todas las comunidades que se encuentran al lado de esa vía férrea”, auguró el alcalde.

Matus Toledo, quien participa desde 2018 en el proyecto, que prevé una inversión total de 7.000 millones de dólares, aseguró que, en segundo lugar, “va a producir la instalación de polos de desarrollo en cada una de las comunidades de 79 municipios: 33 del estado de Veracruz y 46 de Oaxaca”.

La megaobra generaría unos 7.300 puestos de trabajo e impulsaría la creación de polos industriales en el sureste. 

Ese pueblo, con unos 8.000 habitantes, a siete kilómetros de la ciudad de Juchitán, emblema de la cultura tradicional costera oaxaqueña, va a beneficiarse, en tercer lugar, “de una generación de empleo en la zona a través del ferrocarril”.

El alcalde, médico investigador de profesión, promueve dentro del equipo presidencial para el proyecto la creación de centros de investigación, para convertir a El Espinal en “un gran polo científico en el marco del megaproyecto”.

Hasta ahora, la mayor parte de inversiones de este tipo se concentran en el norte y centro-oeste del país, mejor comunicado con Estados Unidos.

Aniversario

El Canal de Panamá cumple el 12 de julio un siglo de su inauguración oficial.

México es, después de Chile, el segundo mayor usuario latinoamericano de esa vía interoceánica, por la cual movilizó casi 29 millones de toneladas de carga en 2019, de las cuales 21,3 millones correspondieron a importaciones y 7,7 millones a exportaciones.

México utiliza el Canal no solo para sus envíos a EEUU, sino también para el transporte de materias primas desde la cuenca del Pacífico de Sudamérica hacia su territorio.

Ahorrar tiempo

La alternativa de utilizar el istmo de Tehuantepec permitiría a México ahorrarse los fletes para esas mercancías y disminuir tiempos de espera, ante la congestión del canal panameño.

A comienzos de junio pasado, el mandatario mexicano comenzó a salir del confinamiento por la pandemia de COVID-19, poniendo en marcha la construcción del ferrocarril sobre el istmo.

López Obrador dijo que la obra del canal seco ferroviario “es una reivindicación histórica, económica y social del sureste ante la marginación de décadas”.

El gobernante estima que el proyecto total, con la construcción del ferrocarril, una carretera, ocho centros de acopio industrial y la modernización de dos puertos, tendrá un costo de unos 900 millones de dólares, y estará concluido en 2023.

La apuesta es que algunos productos, como las exportaciones de sal chilena, minerales peruanos o el azúcar colombiano para el mercado de la costa este de EEUU podrían encontrar más atractivo un transbordo a través de México que el cruce del Canal de Panamá, porque la alta demanda ha hecho que se privilegien embarcaciones de mayor calado. 

En febrero pasado, una disminución de las aguas en el lago de Gatún obligó a las autoridades del Canal de Panamá a restringir a 36 buques diarios el número de embarcaciones que hacen el cruce interoceánico, mientras la fila de navíos en espera superaba el centenar.

Advertencia ambiental

Sin embargo, la construcción del ferrocarril de Tehuantepec no ha estado exenta de polémicas, particularmente debido a la oposición de un centenar de organizaciones ambientalistas, de indígenas y activistas sociales que el 4 de junio enviaron una carta a López Obrador pidiendo que suspenda las obras.

“Consideramos que este proyecto del Corredor Interoceánico —con sus parques industriales— será la destrucción de la gran diversidad de las culturas originarias y afrodescendientes que conviven en la región del istmo y que representan un verdadero tesoro para los pueblos y para toda la humanidad”, señalan en el texto cuya firma es encabezada por la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo. 

La carta al presidente alerta además que el proyecto podría agravar los problemas en la región de escasez de agua, contaminación de ríos y deforestación de zonas de bosque. 

 

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