México, la estrella 52 de EU; Canadá la estrella 51

Donald Trump, volvió a encender el debate sobre su enfoque económico y su visión de las relaciones internacionales
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En una reciente declaración, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender el debate sobre su enfoque económico y su visión de las relaciones internacionales.

Durante un evento, Trump se refirió a los aranceles como “la palabra más hermosa” y los definió como la solución para equilibrar el comercio global y fortalecer la economía de Estados Unidos. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue su polémica sugerencia: si Estados Unidos está “subsidiando” a países como México y Canadá, entonces deberían “convertirse en un estado” de la Unión Americana.

“Soy un gran defensor de los aranceles. Creo que los aranceles son la palabra más hermosa. Pienso que son hermosos. Nos harán ricos. Estamos subsidiando a Canadá por más de 100 mil millones de dólares al año. Estamos subsidiando a México por casi 300 mil millones. No deberíamos estar… ¿por qué estamos subsidiando a estos países? Si vamos a subsidiarlos, QUE SE CONVIERTAN EN UN ESTADO. Estamos subsidiando a México, a Canadá y a muchos países en todo el mundo. Y todo lo que quiero es tener un terreno de juego nivelado, rápido pero justo”, afirmó Trump.

Trump reafirmó su posición como un defensor acérrimo de los aranceles, medidas que durante su primera administración utilizó para renegociar acuerdos comerciales, como el T-MEC, y presionar a potencias como China. Según él, estos impuestos pueden equilibrar el “terreno de juego” en el comercio internacional, alegando que los países vecinos se benefician de políticas comerciales que considera desfavorables para los estadounidenses.

Lo que más sorprendió fue su comentario sobre la anexión de México y Canadá. Trump insinuó que si EE. UU. continúa “subsidiando” a estos países, la solución podría ser integrarlos como estados de la Unión.

Si bien este tipo de declaraciones se pueden interpretar como un recurso retórico para subrayar su punto, el impacto político y social de una sugerencia así no puede ser ignorado.

Analistas y políticos tanto en México como en Canadá han respondido con indignación y escepticismo ante las declaraciones de Trump.

Un alto funcionario mexicano, quien prefirió no ser identificado, calificó el comentario como “una falta de respeto a la soberanía de México”.

Por su parte, la ministra de Comercio de Canadá afirmó que “este tipo de retórica populista no ayuda a las relaciones bilaterales ni multilaterales”.

En el interior de Estados Unidos, los aranceles también dividen opiniones. Sectores industriales que se benefician de políticas proteccionistas aplauden estas propuestas, mientras que otros, especialmente importadores, alertan sobre los costos adicionales que recaen sobre los consumidores.

Las afirmaciones de Trump sobre “subsidios” carecen de una base clara. Según expertos, lo que él denomina subsidios probablemente se refiere a déficits comerciales o a ciertas concesiones en acuerdos internacionales, conceptos muy diferentes.

El comercio entre EU., México y Canadá es una relación compleja, interdependiente y regulada por tratados como el T-MEC, que Trump mismo renegoció.

En cuanto a los aranceles, durante su administración anterior se impusieron sobre acero y aluminio a México y Canadá, medidas que tensaron las relaciones diplomáticas antes de alcanzar nuevos acuerdos.

Aunque Trump sostiene que los aranceles “harán a Estados Unidos rico”, muchos economistas argumentan que estas medidas suelen provocar represalias y perjudicar a largo plazo a las cadenas de suministro.

A medida que Trump se prepara para asumir nuevamente la presidencia en 2025, este tipo de declaraciones refuerzan su discurso nacionalista y proteccionista, características que apelan a su base electoral.

Sin embargo, las implicaciones diplomáticas y económicas de sus propuestas generan incertidumbre, particularmente en el contexto de la creciente competencia global y la búsqueda de estabilidad en Norteamérica.

La frase “Que se conviertan en un estado” quedará, sin duda, como un recordatorio de la retórica incendiaria que caracteriza a Trump.

Pero más allá de las palabras, el impacto real dependerá de cómo sus ideas resuenen entre votantes y de si los gobiernos de México y Canadá perciben esto como un riesgo o simplemente como una provocación.

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