¿Por qué la pechuga cuesta más que un pollo rostizado?

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Durante los últimos días, a través de redes sociales se han viralizado una infinidad de memes dirigidos al mismo cuestionamiento, ¿por qué la pechuga de pollo fresca cuesta más que un pollo rostizado?
Aunque a primera vista parece una contradicción, esta diferencia de precios tiene explicaciones basadas en estrategias comerciales, características del producto y decisiones de procesamiento en la industria avícola.
Preguntas que no me dejan dormir. pic.twitter.com/taMPuaCCR4
— Enséñame de Ciencia (@EnsedeCiencia) June 16, 2025
Pequeños, imperfectos y sabrosos
Todo comienza en las plantas de procesamiento, donde las aves se clasifican en dos grupos. Las de buena calidad, que cumplen con los estándares necesarios para la venta por kilo, y aquellas de menor tamaño o con características no ideales, conocidas como “pollos de descarte”.
Estos últimos, que no alcanzarían buen precio por kilo, se venden enteros y se destinan comúnmente a las rosticerías.
Estos pollos, además de tener un costo menor, son cocinados en hornos industriales de alta eficiencia, lo que permite preparar grandes cantidades a bajo costo.

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Este modelo de negocio se basa en la rotación y el volumen. Ofrecer precios bajos para atraer clientes y obtener ganancias a través de guarniciones, bebidas y ventas masivas.
Valor, proceso y precio
Por otro lado, la pechuga de pollo se ha convertido en un producto premium. Su carne baja en grasa, sin huesos y fácil de preparar, es altamente valorada por su rendimiento en carne útil.
Representa solo entre el 20% y el 25% del peso total del ave, y su obtención implica un proceso adicional de despiece y selección con mano de obra y maquinaria especializada, lo que incrementa su precio final.

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Además, la pechuga proviene de pollos machos que requieren un proceso de engorda más largo de hasta 49 días, frente a los 35 días de las hembras destinadas al rostizado, eleva los costos de alimentación y producción.
Reacciones en redes: ¿engaño o estrategia?
Este fenómeno ha captado la atención de usuarios en redes sociales, quienes expresan su sorpresa ante lo que consideran una “injusticia culinaria”. Algunos señalan que los pollos rostizados “parecen más pequeños”, mientras que otros reconocen que la cocción en horno puede disimular imperfecciones en las aves.
En resumen, la diferencia de precios entre el pollo rostizado y la pechuga fresca se debe a una combinación de factores económicos, biológicos y comerciales.
Mientras que el pollo rostizado se beneficia de procesos de bajo costo y estrategias de volumen, la pechuga destaca como un producto selecto que requiere más tiempo, cuidado y procesamiento. La próxima vez que veas un pollo entero más barato que una simple pechuga, ya sabrás por qué.