Trump y Marco Rubio ignoran a Sheinbaum en la primera gira del Secretario por Latinoamérica

El secretario de Estado, Marco Rubio, ha anunciado su primera gira por América Latina sin incluir a México en su itinerario
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Sheinbaum y Rubio

La relación entre México y Estados Unidos parece iniciar una etapa de frialdad y desinterés por parte de la administración de Donald Trump.

En lo que podría interpretarse como un claro desaire diplomático, el secretario de Estado, Marco Rubio, ha anunciado su primera gira por América Latina sin incluir a México en su itinerario.

Mientras visitará Panamá, Guatemala, El Salvador, Costa Rica y República Dominicana, el vecino del sur de Estados Unidos ha sido ignorado a pesar de los múltiples temas urgentes que comparten ambas naciones.

La omisión de México en esta gira levanta serias dudas sobre la prioridad que la administración de Trump otorga a su relación con la presidenta Claudia Sheinbaum y su gobierno.

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La agenda bilateral está marcada por asuntos de gran trascendencia, como la crisis migratoria en la frontera común, el tráfico de fentanilo y las recientes amenazas arancelarias de Washington.

Sin embargo, la ausencia de México en la lista de destinos del secretario Rubio sugiere que estos temas no están en la primera línea de interés para la Casa Blanca, o que prefieren abordarlos de manera unilateral.

El hecho de que Rubio visite países de Centroamérica y el Caribe, mientras deja de lado a México, sugiere una estrategia enfocada en el control migratorio desde su origen.

No es un secreto que Trump ha sido un férreo crítico de la política migratoria mexicana, y en su primera presidencia presionó a México con amenazas de aranceles para forzar la implementación del programa “Quédate en México”.

Ahora, al centrar su atención en los países de tránsito, su gobierno parece optar por una ruta que minimiza la interlocución directa con la administración de Sheinbaum.

Si a ello agregamos que el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Juan Ramón de la Fuente, no ha sido recibido por Marco Rubio, como sí lo ha hecho con la canciller de Canadá, el asunto se complica.

La omisión de México en la primera gira de alto nivel del nuevo gobierno estadounidense es un mensaje político en sí mismo.

Puede interpretarse como una señal de distanciamiento o como una forma de presión para que México haga concesiones en temas clave sin recibir la cortesía diplomática de una visita formal.

Cualquiera que sea la razón, este primer gesto de la administración Trump hacia su vecino del sur marca un inicio tenso y poco prometedor para la relación bilateral en los próximos años.

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