La ciencia española se afana en el desarrollo de vacunas para vencer al COVID-19

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BARCELONA (Sputnik) — En medio de una pandemia que en España acumula ya más de 210.000 infectados y 24.000 fallecidos, los laboratorios trabajan contra reloj para conseguir la ansiada vacuna contra el COVID-19 que permitirá a los españoles volver a la normalidad.

“Nos gustaría tenerla este año, pero no quiero afirmarlo porque todo es muy relativo. Puede llevar entre 5 y 10 años desarrollar una vacuna que llegue a la población, y estamos intentando acotar este tiempo lo máximo posible”, cuenta a Sputnik Juan García Arriaza, virólogo e investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) de España.

Mientras millones de ciudadanos permanecen confinados en sus hogares, García Arriaza se desplaza cada mañana al laboratorio del CNB en Madrid desde donde trabaja para uno de los hallazgos más ansiados en la actualidad: la vacuna contra el coronavirus.

Su equipo, capitaneado por el doctor Mariano Esteban, cuenta con una amplia experiencia en el desarrollo de vacunas contra el sida, el ébola, el zika o el chikungunya, y desde enero centra sus esfuerzos en la lucha contra el nuevo SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19.

Cuando China compartió la información genética del nuevo virus, el equipo comenzó a trabajar en un candidato a vacuna, que ya está listo y se comenzará a probar en animales la próxima semana, a principios de mayo.

Para elaborarlo, los investigadores trabajan a partir de un virus que en los años 70 se empleó para erradicar la viruela, el Vaccinia modificado de Ankara, que está aprobado para el uso en humanos y emplearon en anteriores vacunas.

Basándose en la secuencia genética publicada por China, los investigadores focalizaron los esfuerzos en la proteína S, que se encuentra en la denominada “corona” del virus y es su punto débil, para inducir una respuesta inmune que prevenga una nueva infección.

“Ahora estamos con ese candidato a vacuna, que ya está generado y estamos caracterizando para ver si es estable”, explica García sobre el trabajo que realizaron en las últimas semanas.

Los ensayos con ratones cuentan con dos fases:

  • Una primera que permitirá determinar si el candidato a vacuna es capaz de activar el sistema inmunitario;
  • La segunda, que consiste en infectar a un modelo de ratón “humanizado” para probar la eficacia de la protección.

Si los ejemplares vacunados se protegen del virus y los resultados de las pruebas son satisfactorios, la siguiente fase sería la de las pruebas en humanos, primero en un número muy reducido de personas y más tarde a mayor escala.

“Pero esto lleva su tiempo, un año y medio seguro. Nuestra idea se trata de ver si lo podríamos realizar en los próximos meses, este año”, cuenta García.

 

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