Sector vinícola de BCS busca posicionarse como alternativa turística y económica

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El sector vinícola de Baja California Sur experimenta un desarrollo gradual con 15 productores concentrados principalmente en el Valle de Santo Domingo, municipio de Comondú, además de establecimientos en Los Cabos, La Paz y Todos Santos. Esta industria emergente busca posicionarse como alternativa turística y económica para la entidad, aprovechando las condiciones sanitarias de sus tierras y aguas.
El subsecretario de Turismo de Baja California Sur, Fernando Ojeda Aguilar, destacó que los productores se encuentran en diferentes etapas de desarrollo, desde empresas familiares con una hectárea de producción hasta establecimientos más avanzados que han alcanzado nivel de exportación internacional. Esta diversidad permite que todos los tamaños de producción contribuyan al fortalecimiento del sector.
“Sólo hay una empresa que está más avanzada en este momento a nivel de exportación. Para llegar a ese nivel hay que cubrir muchos requisitos, muchos pasos. Hay otras empresas muy familiares con una hectárea de producción más o menos en promedio y que apenas están revisando temas de etiquetado y de permisos y todo ello”, indicó Ojeda Aguilar
Por su parte la encargada de marketing y ventas de una empresa local, Alessandra Arciaga, explicó que la industria vinícola sudcaliforniana se distingue por los altos estándares sanitarios de sus tierras y aguas, característica que representa una ventaja competitiva frente a otros estados productores. Las uvas más exitosas incluyen Grenache, utilizada para vinos rosados y blancos, y Petit Syrah, que han demostrado adaptarse adecuadamente al clima y suelo regional.
“Nosotros plantamos diferentes varietales y las dos que nos han brindado más calidad es la uva Grenache con la que tenemos elaborado el rosé y el blanco y tenemos también la uva Petit Syrah. Estas son las dos uvas que en mayor calidad, digo, tenemos más plantadas, pero son las dos que destacan”, explicó Alessandra Arciaga.
La producción actual oscila entre 300 botellas para productores pequeños hasta 30,000 botellas para empresas consolidadas, con productos que ya se comercializan en restaurantes locales y han obtenido reconocimientos internacionales como medallas de oro en concursos.
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Sin embargo el sector enfrenta desafíos como los altos impuestos para exportación y la sequía, pero mantiene perspectivas positivas para convertirse en referente nacional por la calidad de sus productos y el potencial para desarrollar rutas enoturísticas.
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