Síndrome de fatiga crónica, un trastorno silencioso que toma fuerza entre las personas

El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, es mucho más que simplemente sentirse cansado
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Joven con cansancio en el sofá

Si normalmente te sientes cansado, solo desas dormir y no puedes encontrar la energía para levantarte de tu cama durante días y realizar actividades, te contamos que podrías estar lidiando con el síndrome de fatiga crónica, una afección devastadora y de largo plazo que puede robar la vitalidad de la vida de las personas. Este trastorno silencioso está cobrando fuerza, afectando a miles con síntomas que parecen no tener fin.

El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, es mucho más que simplemente sentirse cansado. Su característica más distintiva es la fatiga extrema y persistente que se prolonga durante al menos seis meses, despojando a los afectados de la capacidad de llevar a cabo actividades diarias y dejándolos atrapados en un ciclo de agotamiento constante.

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A pesar de su prevalencia, las raíces de esta enfermedad siguen siendo en gran parte un misterio. Los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos apuntan hacia posibles desencadenantes múltiples que trabajan en conjunto para provocar la aparición del síndrome. Sin embargo, las respuestas concretas siguen esquivando a los científicos.

Esta dolencia no discrimina en términos de edad o género, aunque se observa más comúnmente entre los 40 y 60 años. Curiosamente, las mujeres adultas se ven afectadas en mayor medida que los hombres adultos. Además, las personas de ascendencia blanca tienen una mayor probabilidad de recibir el diagnóstico. Sorprendentemente, muchos viven con los síntomas sin un diagnóstico adecuado.

A pesar de los avances en la medicina, no existe una cura definitiva para el síndrome de fatiga crónica. No obstante, los especialistas pueden ofrecer pautas para sobrellevar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los afectados. En un mundo donde la energía y la vitalidad son tesoros preciados, es esencial que la sociedad se informe y comprenda los estragos de esta enfermedad debilitante.

Síntomas comunes del cansancio crónico

Los estragos del síndrome de fatiga crónica se manifiestan a través de una serie de síntomas que dejan a los afectados en un constante estado de lucha. La fatiga implacable, una sombra oscura que no se disipa con el reposo, se apodera de sus vidas, debilitándolos en cuerpo y mente. La noche se convierte en un campo de batalla con problemas para conciliar el sueño y pesadillas que acechan, sumergiéndolos en una espiral de agotamiento incesante.

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El peso de la enfermedad se acentúa con el malestar postesfuerzo, una cruel paradoja donde cualquier actividad, ya sea física o mental, provoca un aumento desmesurado de los síntomas. Pensar y concentrarse se vuelve un desafío monumental, las ideas se difuminan como sombras esquivas y el dolor se convierte en compañero constante. Los mareos añaden un giro vertiginoso a la tormenta, dejando a los afectados luchando por mantenerse en pie en un mundo que parece tambalearse.

La lucha no es solo interna; el síndrome de fatiga crónica se manifiesta en síntomas físicos visibles.

La Clínica Mayo resalta la presencia de dolores de cabeza, dolor de garganta y ganglios linfáticos sensibles, añadiendo un nuevo nivel de dificultad a una vida ya desafiante. La sensibilidad extrema a la luz, el sonido, los olores, los alimentos y los medicamentos se convierte en una prisión sensorial, haciendo que el mundo exterior se convierta en una trampa dolorosa.

Medidas preventivas para evitar el cansancio extremo

Jacqueline Cortés Morelos, destacada académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala que la prevención del síndrome de fatiga crónica se encuentra en manos de quienes se esfuerzan por construir un estilo de vida equilibrado. La fatiga crónica, aunque implacable, no es invulnerable ante acciones proactivas.

Cortés Morelos enfatiza la importancia de dedicar tiempo a uno mismo como un escudo contra el agotamiento crónico. A través de una atención consciente y amorosa a nuestras propias necesidades, podemos forjar una defensa contra las garras de la fatiga.

Además, el fortalecimiento de los hábitos de sueño y alimentación actúa como un pilar fundamental en la estrategia preventiva, brindando al cuerpo la energía necesaria para enfrentar los desafíos diarios. El movimiento, en forma de ejercicio regular, emerge como otro guardián ante la fatiga.

Sin embargo, no solo se trata del cuerpo, sino también de la mente: encontrar momentos de alegría y enfoque en lo positivo puede crear un escudo emocional contra el agotamiento.

Finalmente, Cortés Morelos resalta la importancia de construir redes sólidas de apoyo social, ya que la conexión con amigos, colegas y familiares puede actuar como un amortiguador vital en el camino hacia la prevención.

Efrén Urrutia