Minoristas en Estados Unidos acusan a Trump de dañar Halloween

0
15
Halloween

Los aranceles impuestos por Donald Trump están dejando una huella profunda y dolorosa en una de las industrias más insospechadas: la de Halloween. Lo que antes era una celebración vibrante de creatividad, máscaras y disfraces, hoy se ha convertido en un campo de batalla económico donde los empresarios luchan por sobrevivir ante los costos de importación que se han disparado hasta niveles inéditos. La política comercial de “Estados Unidos Primero” ha terminado, paradójicamente, por golpear de lleno a las pequeñas y medianas empresas estadounidenses que sustentaban esta multimillonaria temporada.

Chris Zephro, fundador de Trick or Treat Studios, es una de las voces más visibles de esa crisis. Su compañía, que produce y distribuye artículos de terror a más de 10 mil minoristas en el mundo, ha tenido que absorber más de 800 mil dólares en aranceles este año. Las tarifas que Trump elevó desde un 20 % hasta un 145 % sobre productos chinos —antes de reducirlas al 30 %— han alterado la cadena de suministro justo en los meses previos al Halloween. Como consecuencia, Zephro tuvo que despedir a 15 empleados por primera vez desde la creación de su empresa hace 15 años.

El daño se siente también en el consumo. La Federación Nacional de Minoristas (NRF) estima que los estadounidenses gastarán este año un récord de 114 dólares por persona, once más que en 2023, pero no por entusiasmo sino por la inflación derivada de los aranceles. Cerca del 90 % de los artículos de Halloween tienen componentes extranjeros, sobre todo chinos, lo que hace prácticamente imposible escapar a los aumentos. La Asociación de Halloween y Disfraces advierte que muchas empresas pequeñas no podrán soportar la presión de costos ni reubicar su manufactura.

En las tiendas minoristas, los dueños tratan de contener el impacto. Ryan Goldman, propietario de Phantom Halloween en California, confiesa que los disfraces cuestan entre 5 y 10 dólares más, y que incluso algunos artículos icónicos —como animatrónicos y decoraciones complejas— fueron retirados de los catálogos por sus altos costos de importación. El emblemático “Cagey el Payaso”, una figura de casi dos metros que el año pasado costaba 399 dólares, habría superado los 600 este año.

El consumidor final también paga el precio. Reyna Hernández, madre de un niño de seis años, relata que el sombrero para completar el disfraz de su hijo inspirado en The Walking Dead le costó 30 dólares. “Es ridículo. Mucha gente no podrá permitirse un disfraz este año”, dice mientras compra las piezas por separado para repartir el gasto. Un 79 % de los compradores, según la NRF, anticipa pagar más por el mismo artículo que adquirieron el año pasado.

El Gobierno de Trump defiende su política bajo la narrativa de la “prosperidad real” basada en empleos y manufactura nacional, pero la realidad industrial muestra otra cara. Empresas como la de Zephro dependen de fábricas extranjeras no por comodidad, sino porque la infraestructura y las regulaciones en Estados Unidos no permiten competir en costos. “Si realmente queremos que la manufactura regrese, hay que analizar por qué se fue y no castigar a quienes aún producen”, señaló el empresario.

En esencia, la guerra comercial de Trump ha convertido a Halloween en un espejo del dilema económico estadounidense: proteger la industria nacional a costa del consumo y del empleo en sectores dependientes del comercio global. Las máscaras siguen ahí, pero detrás de ellas se esconde una realidad menos festiva: la de una temporada marcada por la incertidumbre, los despidos y los precios que asustan más que cualquier disfraz.

Únete AQUÍ a nuestro canal de WhatsApp TRIBUNA DE MÉXICO

EtiquetasDonald Trump