“Huracán Otis: desarrollo costero y cambio climático”
Autores: Edgar Eduardo Becerril García (Memorial University of Newfoundland, Canadá), Daniela Bernot Simon (Memorial University of Newfoundland, Canadá) y Marcial Arellano-Martínez (Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional, México).
El aumento del nivel del mar y otros fenómenos serán cruciales para la reestructuración de ciudades costeras. El efecto combinado del cambio climático, anomalías térmicas, contaminación y diversos factores ha producido un daño insostenible en los ciclos naturales y sistemas sociales de las costas. El manejo de los desechos y la sobreexplotación de recursos ha generado desbalances naturales, mientras que la sociedad ha experimentado violencia y conflictos que alteran la paz y la fraternidad.
En algunos puertos como el de Acapulco, será necesario diseñar planes innovadores que eviten catástrofes previsibles y que contemplen la recuperación de ambientes que naturalmente protegen las costas. En libros antiguos se nos recuerda que, si construimos nuestra casa sobre la arena, no durará. Esto aplica para las infraestructuras, políticas, y sistemas que han infravalorado el respeto a ecosistemas clave: desde arrecifes, playas, dunas, selvas y bosques. En el camino, los sistemas sociales han implementado un diseño que favorece el turismo de masas, lo cual, ha impactado en la capacidad que tiene la bahía de Acapulco y otros ambientes para sostenerse y responder ante el cambio climático.
Las defensas de un puerto provienen, entre otras cosas, de las condiciones naturales y sociales. La protección intrínseca de las costas se obtiene al permitir que los ciclos naturales funcionen sin alteraciones. Debido a esto, la contaminación urbana debe ser controlada bajo nuevos esquemas de sostenibilidad, que aseguren el funcionamiento de los sistemas naturales y sociales. Será esencial entonces, enfocar los esfuerzos en el trabajo comunitario, sobre todo en los elementos que representan cultura y seguridad alimentaria, y que se expresan en las acciones de pescadores ribereños, artesanos, agricultores, comerciantes, etc.
En el caso de las infraestructuras sobre playas o dunas que impiden que la naturaleza cumpla sus ciclos, será necesario diseñar planes para compensar a quien sea necesario y deconstruir para replantear una infraestructura sostenible que esté preparada para los desafíos del futuro. Enlazar instituciones y proporcionar múltiples caminos para una comunidad integral será clave en Guerrero y cientos de localidades costeras en México y el mundo. Asegurar el cumplimiento de los derechos humanos y no dejar a nadie atrás podrá retroalimentar las regulaciones y, en consecuencia, a los nuevos sistemas sociales para enfrentar el cambio climático y favorecer a las generaciones por venir.
