El escaparate de lo privado

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Columna de Martha del Riego

Lo fascinante de las catarsis públicas es que podemos ver los problemas de la gente ordinaria, en gente considerada extraordinaria. Se acorta la ilusión de distancia que genera la fama.

Como todo evento público, la “Session #53” de Shakira con Bizarrap ha dividido posturas y ofrece un interesante ejercicio de proyección en la que se participa a través de la opinión. Cualquier reacción que nos despierta el acto ajeno, puede ser un reflejo de situaciones internas buscando resolución. Por ejemplo, calificar como patético este acto de desahogo, puede expresar una represión constante de emociones.

Usar peyorativamente el término despecho, quizás viene de una identificación inconsciente con la lucha por salvaguardar la valía propia. Incluso los que, sin que les sea requerido, expresan su desmarque del tema que acapara la conversación popular pueden estar manifestando rechazo o negación de rasgos de frivolidad que todos tenemos, pero que suponen una amenazan a su imagen. La farándula se considera un ámbito inferior de interés del que urge apartarse. Lo cierto es que la única señal de desvinculación es una auténtica indiferencia.

Shakira con ayuda de Bizarrap, ha puesto su talento al servicio de la catarsis y le da forma de canción a la fantasía de colocarse por encima del infiel y la amante para gestionar un poco mejor la herida narcisista del engaño y el desamor. Un himno del que much@s se apropian como torniquete para el desangre de la autoestima forjada en un mundo en el que las personas se cotizan y desechan según su condición.

El despecho -ese cúmulo de emociones que genera la sensación de haber sido descartado- es y seguirá siendo leitmotiv de grandes éxitos. Muchos de ellos con licencia para el machismo, clasismo, objetualización y otras fallas de buen juicio que el dolor desvela en un canto furioso como el de la “Session #53”.

Y es que a veces se necesitan algunas tablas con olor a venganza para mantenerse a flote en medio del naufragio de una relación que erosionó la autoestima; mientras se reúnen fuerzas para nadar hacia la reconstrucción de la propia valía y respeto que se traduce en dignidad. Lleva un tiempo sanar, y sanar no es sentirse mejor que otr@s, sino dejar de sentir la necesidad de compararse… Incluso si eres Shakira. Ya veremos la canción que surja después para poner palabras a la instancia a la que todo corazón roto desea llegar…  La música es la taquigrafía de la emoción, decía Tolstoi, mientras que el olvido es la única venganza y el único perdón según Borges.