Los gobiernos federal, estatal y municipal de México, sin “llenadera” presupuestal

Hoy, prácticamente nadie cuestiona lo ilegal e inmoral de un déficit presupuestal y del endeudamiento público
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Mi padre y mis tíos nacieron y crecieron en un pequeño pueblo rural de México. En el poblado no había vías de comunicación y, menos aún, otros servicios como electricidad, agua, hospitales o escuelas; PERO EL GOBIERNO MEXICANO YA COBRABA POR TRANSACCIONES DE AGRICULTURA, GANADERÍA Y COMERCIO.

La primera escuela fue construida con el esfuerzo y participación de los lugareños, mismos que contrataron a un profesor que pagaban con sus aportaciones; PERO EL GOBIERNO SEGUÍA COBRANDO COMO SI ÉL DOTARA DE LOS SERVICIOS.

La primera autoridad que se conoció fue al ejército. Los “guachos” hacían visitas ocasionales para saquear y extorsionar a los pobladores quitándoles bicicletas, armas para cacería y dinero; también se apropiaban de algunos productos agrícolas.

Los primeros caminos rurales les costaron a los habitantes del poblado, al igual que la introducción de la energía eléctrica. POR TODO, ABSOLUTAMENTE POR TODO, COBRABA EL GOBIERNO.

Cuando se construyó la carretera con asfalto y la escuela primaria se amplió hasta el 4° grado, la vieja ranchería se sintió PUEBLO y entró de lleno al “progreso”.

El “progreso” llegó colmado de limitaciones a las libertades que antes tenían los pobladores porque las leyes, los reglamentos y los bandos, de todo tipo, les imponían el modo de vivir y de convivir.

El “progreso” también multiplicó exponencialmente el número de autoridades, de burócratas, de políticos y, especialmente, DE LAS CONTRIBUCIONES A LOS GOBIERNOS EJIDAL, MUNICIPAL, ESTATAL Y FEDERAL.

Las familias rurales de México, que podían alimentar y educar hasta 8 o 14 hijos, fueron impactadas por una nueva carga que, desde el origen, les acarreó más perjuicios que beneficios en su economía familiar, por lo cual se vieron obligados a reducir el número de hijos tan drásticamente como aumentaban sus cargas impositivas.

Bienaventurados los tiempos en que el recurso recaudado alcanzaba y los gobiernos en turno dotaban de infraestructura y servicios a los mexicanos sin endeudarse.

Pero los “servidores públicos” se empezaron a convertir en una “burocracia dorada” inflada desproporcionadamente, que se convirtió en un allien con vida propia y que, sin ningún escrúpulo ni recato, empezó a devorar todo el recurso de la riqueza nacional de México.

Hoy, prácticamente nadie cuestiona lo ilegal e inmoral de un déficit presupuestal y del endeudamiento público.

En el ámbito particular, es decir, en su mundo y el mío, cualquier persona o familia que se excede en sus gastos y se convierta en deudor, tarde o temprano tiene consecuencias patrimoniales y personales negativas.

En el mundo de jauja, o sea, en el sector público, en el Gobierno, excederse en gastos y pedir prestado es hasta digno de distinción o encomio.
En el paquete económico presentado este viernes 15 de noviembre por el Secretario de Hacienda a la Cámara de Diputados, para el ejercicio fiscal 2025, en datos duros globales, se plantea lo siguiente:

  • Crecimiento económico esperado en 2025 2-3%
  • Ingresos: 8 Billones de pesos
  • Gastos: 9.2 Billones de pesos
  • Déficit presupuestal (se convertirá en deuda): 1.2 Billones de pesos
  • Gasto social (irreductible): 46.51% de los ingresos
  • Servicio de la deuda (irreductible): 26.21% de los ingresos
  • Porcentaje total irreductible: 72.72% de los ingresos

Apenas el jueves 14 de noviembre, la calificadora internacional Moody’s, mantuvo la calificación de México en Baa2, pero cambió la perspectiva de ESTABLE a NEGATIVA.

¿A dónde vamos a parar con estos gobiernos de México? Esperamos plantearlo en una próxima nota de investigación.

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