Hombres G: El rugido eterno que estremeció la CDMX
El 23 de abril de 2025 no fue un día cualquiera para la Ciudad de México. Fue una jornada marcada por la nostalgia, la alegría y la poderosa conexión que solo la música es capaz de crear.
Hombres G, la emblemática banda española que marcó a toda una generación en los años 80, regresó a nuestro país con su Tour Gracias México, una gira corta pero intensa para celebrar sus 40 años de historia.
Y lo hizo a lo grande: ante más de 60 mil personas que llenaron hasta el último rincón del Estadio GNP, el otrora Foro Sol, para rendirse ante una leyenda que se niega a morir.
David Summers, Rafa Gutiérrez, Dani Mezquita y Javi Molina salieron al escenario como si el tiempo no hubiera pasado.
Con sus inseparables guitarras, baterías y sonrisas de siempre, abrieron el concierto con una versión emocionada y emotiva de su canción México. Estereotipada, quizá. Pero cantada con cariño, y recibida con brazos abiertos por un público que la coreó con fervor.

Foto: CPS / H. Lynn
Fue el inicio de una noche larga y generosa, donde desfilaron casi todos los éxitos que han convertido a Hombres G en íconos del rock en español.
Sonaron Indiana, Lawrence de Arabia, Tengo una chica, Una mujer de bandera, Lo noto, No te puedo besar –esta última cantada por el baterista Javi Molina–, Venecia y muchas más.
Cada canción provocaba una ola de gritos, aplausos y recuerdos que se apoderaban del estadio como una ola gigante. Era evidente: todos los presentes llevaban las canciones tatuadas en el alma.
Pero lo mejor aún estaba por venir.
La gran sorpresa de la noche fueron los invitados especiales. Nadie los esperaba, nadie los anticipó. Y eso lo hizo aún más épico.
Aleks Syntek apareció en el escenario para cantar El ataque de las chicas cocodrilo, desatando una explosión de energía.
Ana Torroja, etérea y elegante, unió su voz a la banda en Si no te tengo a ti, y Carlos Rivera se lució con Te quiero, mostrando que el legado de los Hombres G también se entiende desde la nueva generación de voces.
Sin embargo, el momento más aclamado de la velada fue protagonizado por Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacvba, quien convirtió Visite nuestro bar en una experiencia alucinante. Con su estilo irreverente y su energía caótica, puso de cabeza al estadio. Fue, sin duda, el más ovacionado de los invitados.
El cierre no podía ser otro: Devuélveme a mi chica, el himno mayor. La banda fingió irse dos veces, pero la insistencia del público los hizo volver. Dos veces. Porque cuando se canta desde la entraña, no hay forma de decir adiós tan fácil.
Entre la multitud, un fenómeno conmovedor: padres e hijos compartiendo un mismo concierto. Chavorrucos que en 1985 eran adolescentes, hoy con canas, arrugas y kilos extra, llevaban de la mano a sus hijos, muchos de ellos adolescentes también, presentándoles con orgullo las canciones que marcaron sus propias juventudes. Dos generaciones abrazadas por el mismo amor a la música, vibrando con la misma intensidad, cantando las mismas letras, sintiendo las mismas emociones.
Fue una noche de reencuentros. Con la música, con los amigos, con uno mismo. Una noche que recordó que la nostalgia también puede ser revolucionaria, que cantar a todo pulmón una canción de hace 40 años puede ser un acto de resistencia ante el olvido, y que hay bandas que no envejecen: simplemente se transforman, maduran, y se hacen más grandes.
Hombres G es a estas alturas algo más que una banda. Es una cápsula del tiempo, una máquina de recuerdos, un puente entre generaciones. En 2025, se muestran más sólidos que nunca, con una producción de primer nivel, un sonido impecable y una entrega absoluta.
Ya no son los chicos desenfadados de los 80, pero siguen siendo rebeldes, apasionados y profundamente auténticos.
La Ciudad de México no olvidará esta noche. Tampoco lo hará Guadalajara ni Monterrey, que recibirán en breve esta misma descarga de nostalgia y rock. Pero lo vivido este 23 de abril en el Estadio GNP fue especial. Fue historia. Y cada uno de los asistentes lo sabe.
Porque hay conciertos que se escuchan. Y hay conciertos que se sienten. Este fue de los segundos.