María Félix, la diva mexicana que nació y murió un 8 de abril

Foto: Especial
María Félix no solo dejó una huella imborrable en el cine mexicano, también en el calendario: nació un 8 de abril de 1914 y falleció un 8 de abril de 2002, justo el día que cumplía 88 años.
Su muerte fue por un infarto fulminante mientras dormía en su casa de la Ciudad de México, cerrando el ciclo de una vida que parecía escrita por el mejor guionista del cine de oro mexicano.
Conocida como La Doña, gracias a su protagónico en la película Doña Bárbara (1943), María Félix no fue una actriz común: fue un ícono.
En cada paso, rompió moldes y estereotipos, imponiendo una personalidad fuerte, elegante y desafiante en una época donde eso no se le permitía a las mujeres.
La mujer detrás del mito
Nacida en Álamos, Sonora, María de los Ángeles Félix Guereña fue la cuarta de doce hijos. Desde muy joven demostró que su vida no seguiría los caminos tradicionales.
Aunque estudió en un colegio de monjas, su belleza y carácter le abrían otras puertas.
A los 17 años se casó con Enrique Álvarez, padre de su único hijo, pero el matrimonio estuvo marcado por los conflictos.
Su entrada al cine fue fortuita y llena de suerte: un cazatalentos la vio caminando por la calle y supo que ahí había estrella.
En 1942 debutó en El peñón de las ánimas, al lado de Jorge Negrete, quien años después sería su esposo.
Musa de artistas, temida por hombres
María Félix filmó 47 películas en México, Francia, Italia y Argentina, consolidando una carrera internacional que muy pocas actrices latinoamericanas han alcanzado.
Fue admirada y temida por los hombres con los que se relacionó, incluyendo figuras como Agustín Lara, Jorge Negrete y Antoine Tzapoff. Los celos por su brillante carrera terminaron varios de sus matrimonios.
Además de actriz, fue inspiración. Diego Rivera la pintó, Carlos Fuentes le escribió, y Frida Kahlo fue su amiga.
Era considerada una diosa viva, una figura que movía a escritores, pintores y músicos por igual.
La Doña: eterna en la cultura mexicana
María Félix no solo representó a la mujer fuerte en pantalla; lo fue también en la vida real. Su estilo, inteligencia y porte la convirtieron en un ícono cultural que sigue vigente. Su legado trasciende el cine: es parte del ADN artístico de México.
Y así, un 8 de abril, México vio nacer y despedir a su eterna diva.