Menos horas, más vida: la nueva jornada laboral de 40 horas en México

La reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales en México está a punto de convertirse en una realidad legal, y con ello, se abre un nuevo capítulo en los derechos laborales del país.
La reforma al artículo 123 de la Constitución y la Ley Federal del Trabajo ha sido impulsada con fuerza por legisladores, organizaciones sociales y, de manera particular, por sindicatos que han defendido por años la necesidad de equilibrar la vida personal y profesional de los trabajadores.
De acuerdo con diversas organizaciones sindicales, esta medida representa un avance histórico para la clase trabajadora mexicana, pues México es uno de los países con las jornadas más largas dentro de la OCDE y, al mismo tiempo, con bajos niveles de productividad y alta prevalencia de afectaciones físicas y mentales por estrés laboral.
“Trabajar menos no significa producir menos. Significa trabajar mejor, con mayor enfoque, y regresar a casa con energía suficiente para convivir, cuidar, estudiar o simplemente descansar”, ha señalado en múltiples espacios la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), uno de los gremios que más ha impulsado la reforma.
Los beneficios de esta modificación no solo tocan el bienestar emocional de los trabajadores.
Estudios de países que ya han implementado jornadas reducidas —como Islandia o Bélgica— muestran que estas políticas aumentan la productividad, disminuyen el ausentismo y fortalecen la salud mental.
Para el sector empresarial mexicano, aunque inicialmente existieron resistencias, algunas cámaras han comenzado a reconocer que este cambio puede traducirse en ambientes laborales más saludables y sostenibles a largo plazo.
La propuesta, que ha avanzado en el Congreso con amplias mayorías, contempla que la jornada laboral pase de 48 a 40 horas semanales, sin reducción salarial y con ajustes escalonados para las pequeñas y medianas empresas.
El objetivo: garantizar que cada trabajador cuente con dos días de descanso obligatorio a la semana, un derecho que hoy no está plenamente asegurado.
“Con este cambio vamos a romper un paradigma laboral anclado en la explotación del tiempo como única fuente de productividad”, declaró recientemente una diputada de la Comisión del Trabajo en la Cámara de Diputados.
Aunque aún falta la ratificación constitucional final, el consenso político y social es tal que se espera su implementación progresiva antes de que finalice el 2025.
En un país donde más del 60% de los trabajadores reportan estrés crónico, la jornada de 40 horas no solo es una medida laboral: es un giro hacia un modelo más humano y moderno de trabajo.
YM