La migración y el mercado laboral mexicano
En los últimos años ha sido constante el tema de las caravanas migrantes que vienen principalmente de América central con rumbo a los Estados Unidos. Lo interesante de este fenómeno es que México está experimentando una escasez de trabajadores, esto se puede observar en la tasa de desempleo abierto que ha regresado en 2023 a niveles por debajo del 5%, considerando que en países como Estados Unidos y en Europa donde hay dinamismo es común estar cerca del 10%.
Un estudio publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad en conjunto con la COPARMEX, arrojó que para más del 70% de las empresas se considera un reto encontrar personal capacitado. Aquí en la región de la bahía es tema durante las reuniones la escasez de personal, no sólo calificado sino simplemente de personal dispuesto a comenzar el onboarding en las empresas.
Se sabe que en México como consecuencia de las políticas públicas actuales hay un grupo creciente de mujeres con hijos que se les dificulta la entrada al mercado laboral a pesar de expresar su deseo y hay un número creciente de jóvenes que no están motivados o que no creen que las condiciones son justas. A lo anterior, hay que sumar la política del actual gobierno de utilizar el recurso de los fondos como FONDEN para desastres naturales; o el debate actual, para recortar al órgano judicial los 15 mil millones de pesos para destinarlos a becas para jóvenes.
Anteriormente, he comentado en este espacio, que hoy México goza de una condición particular por el bono demográfico cuyos jóvenes pudieran aprovechar las oportunidades para prepararse y ofrecer un valor agregado que detone la clase media e incrementar el bienestar social.
Sin embargo, en este contexto y considerando que México ha sido un país de tránsito para migrantes, no habría la posibilidad de que los migrantes fueran una fuente de capital humano. Hemos visto casos como durante la pandemia que se consiguieron médicos cubanos, en la medicina que es una de las ramas mejor pagadas en promedio de la economía mexicana. La realidad es que los sueldos en México son poco o nada atractivos para la mayoría de los migrantes.
Considerando que su meta es llegar a Estados Unidos donde el salario mínimo por 40 horas de trabajo a la semana generaría más de $1,100 dólares al mes. En esta década, quizás por las severas crisis en sus países de origen, los únicos migrantes para los que el mercado mexicano es atractivo son para los procedentes de Argentina y Venezuela cuyas economías siguen atravesando una dura crisis económica.
De cualquier forma, si atamos cabos sabemos que en México las empresas necesitan trabajadores y por otra parte hay países que van a expulsar todo tipo de personas incluyendo a los profesionales que necesitamos. México podría, aunque sea de manera temporal llevar a cabo un programa de visado o de ciudadanía exprés para apoyar a los profesionales en los rubros que el país necesita como pueden ser médicos, químicos, ingenieros, etc. Que las empresas mexicanas tengan por ley la capacidad para patrocinar a un porcentaje de migrantes en vacantes que prueben problemas para suplir. Es que un programa así ayudaría a todo el sector productivo y no sólo a las grandes empresas que pueden cumplir con la burocracia actual. Además, se reduciría la corrupción en el Instituto Nacional de Migración y por último México sería congruente siendo un país que apoya a los migrantes.
Desde el punto de vista económico seguir ignorando el fenómeno migrante es una amenaza a futuro. El gobierno de México ya accedió a ser el centro de retención para los Estados Unidos, difícilmente podrá deshacer este trato. Los migrantes sin documentos y sin trabajo serán una carga cada vez más pesada en los centros urbanos donde se vayan quedando. Las empresas seguirán batallando para crecer por falta de personal ya que la pirámide poblacional de México ya ha transitado hacia una población en envejecimiento.
Según el INEGI tanto el grupo de 15-19 y el de 10-14 ya son iguales, y los grupos de 0-4 y de 5-9 ya son menores que los anteriores. La tendencia es clara, cada vez habrá menos jóvenes para trabajar y el país tiene que aprender a ordenar la migración para que sea ordenada, legal y productiva.
Al analizar los grupos de edad de países como Cuba, Guatemala, Haití, Honduras, El Salvador, Panamá y México. Nuestro país es el único donde las personas de 60-64 años ya son más del 50% en comparación con el grupo de 30-34 y se espera que para 2030, lleguen a ser más del 60%. Lo que confirma que estos países son una fuente de personal para trabajar en los distintos sectores de la economía mexicana en los próximos 20 años.
La oportunidad está en nuestras manos, no es fácil hacer la tarea, sin embargo, las consecuencias pueden ser de mayores dimensiones ante el envejecimiento de la población y la penetración de la inteligencia artificial e internet de las cosas.
AT