Abre sus puertas el nuevo Museo Casa Kahlo en la CDMX, el cual revela el lado íntimo y familiar de la pintora Frida Kahlo

Foto: AFP
Una Frida Kahlo amorosa, cálida y dueña de un humor chispeante se revela en los objetos y espacios de un nuevo museo que celebra la vida de esta artista mexicana, más allá del dolor y la crudeza de muchas de sus famosas pinturas.
Los afectos, la delicadeza de muy distintas expresiones artísticas y el amor por las tradiciones mexicanas se combinan en las memorias y piezas exhibidas, rebosantes del espíritu de una familia donde las mujeres han marcado la pauta.
La muestra incluye nueve obras originales y un sinnúmero de objetos personales, además de fotografías tomadas por su padre, Guillermo Kahlo. Este acervo es complementado por vistosos elementos digitales multimedia.
Ubicado en el tradicional barrio de Coyoacán en el sur de Ciudad de México, el recinto ha vivido numerosas encarnaciones en la historia familiar de los Kahlo.
Fue casa de sus padres, sede de animadas tertulias de familiares y amigos, taller para los jóvenes pintores de los que Frida Kahlo fue maestra y hogar de su hermana Cristina.
La estrecha relación con Cristina tiene un espacio importante dentro de la muestra, dado que la casa fue un refugio de “sororidad” para la pintora en momentos álgidos de su vida, tanto emocionales como relativos a su frágil salud.
En contraste con la Casa Azul, museo establecido en el que fuera hogar conyugal de Frida y el célebre muralista mexicano Diego Rivera, el nuevo museo Casa Kahlo busca “desmonopolizar” su historia “construida desde visiones particulares y androcéntricas”.
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