Presidente de Colombia también se hizo lifting?

En abril de 2025, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reapareció en la escena pública con un rostro visiblemente transformado, desatando una tormenta de especulaciones, críticas y debates que han trascendido lo estético para convertirse en un asunto político y constitucional de primer orden.
Lo que inicialmente se presentó como un rumor fue confirmado por fuentes cercanas a la Casa de Nariño y, más tarde, por el propio mandatario: durante la Semana Santa, Petro se sometió a una cirugía facial en la Clínica Santa Bárbara, en el norte de Bogotá.
Sin embargo, las razones detrás de esta intervención, su costo, su impacto legal y las reacciones que ha generado han polarizado al país, colocando al presidente en el centro de una controversia que combina vanidad, salud y responsabilidad estatal.
El procedimiento, identificado como un lifting facial o ritidectomía, tuvo lugar el 16 de abril de 2025, según reportes de Blu Radio, que citó fuentes médicas y gubernamentales.
Este tipo de cirugía, diseñada para reducir arrugas, eliminar exceso de piel y mejorar la firmeza del rostro y cuello, se realizó bajo anestesia general y tuvo un costo estimado de entre 20 y 30 millones de pesos colombianos (aproximadamente 4,800 a 7,200 dólares).
La intervención coincidió con un período de baja exposición pública de Petro, quien no fue visto desde el miércoles previo a Semana Santa hasta el Sábado Santo, cuando celebró su cumpleaños número 65.
Este lapso, según los reportes, permitió una recuperación inicial que no interfiriera con sus actividades oficiales.
La primera señal pública del cambio físico se dio el 21 de abril, durante una alocución televisiva.
Los colombianos notaron un rostro más terso, sin las arrugas características de Petro, y un detalle inusual: un suéter de cuello alto que cubría parcialmente su garganta, una prenda que no usaba desde julio de 2024.
En redes sociales, las comparaciones entre imágenes previas y recientes del presidente se viralizaron, alimentando especulaciones sobre el procedimiento.
Algunos usuarios señalaron que el suéter podría estar ocultando cicatrices o inflamación postoperatoria, una práctica común en este tipo de cirugías.
La difusión de una fotografía por el congresista David Racero, en la que se apreciaba una cicatriz bajo la oreja izquierda de Petro, intensificó el debate, convirtiendo su apariencia en un tema de discusión nacional.
Inicialmente, la narrativa pública se centró en la vanidad.
Petro, en un evento en Soledad, Atlántico, el 24 de abril, abordó las especulaciones con un tono jocoso, admitiendo ser “un poco vanidoso” y afirmando que saldría de la Presidencia “más joven que como entré”.
Estas declaraciones, interpretadas por algunos como una confirmación de un procedimiento estético, desataron críticas feroces de la oposición.
La senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, acusó a Petro de violar la Constitución al no notificar al Congreso sobre su incapacidad temporal durante la anestesia general, argumentando que, por varias horas, “no hubo presidente”.
La representante Katherine Miranda, de la Alianza Verde, expresó su indignación: “¡El país hecho trizas y Petro haciéndose cirugías plásticas! ¿Podemos estar peor?”.
El congresista Andrés Forero, también del Centro Democrático, señaló una “desconexión” del presidente, quien, según él, priorizaba su apariencia mientras el país enfrentaba crisis como el brote de fiebre amarilla y actos de violencia.
El debate tomó un giro inesperado el día de hoy, 2 de mayo, cuando Petro, en una entrevista con el personaje satírico Juanpis González, creado por el comediante Alejandro Riaño, ofreció una nueva versión sobre el procedimiento.
El presidente afirmó que la cirugía no fue por motivos estéticos, sino para extirpar “una masa que pudo ser maléfica”, aunque no proporcionó detalles sobre el diagnóstico.
Esta declaración, que evocó su experiencia previa con un cáncer de esófago tratado en 2020, generó escepticismo, especialmente porque la intervención se realizó en una clínica conocida por procedimientos estéticos.
Algunos sectores, como el medio Ojo Colombia, cuestionaron la veracidad de esta explicación, señalando la incongruencia de realizar una cirugía de salud en un contexto estético.
El aspecto legal de la cirugía ha sido uno de los puntos más controvertidos. Según los artículos 193 y 202 de la Constitución Política de Colombia, el presidente debe notificar al Congreso cualquier ausencia o incapacidad temporal, especialmente si implica anestesia general, y delegar funciones, generalmente a la vicepresidenta Francia Márquez.
Sin embargo, el presidente del Senado, Efraín Cepeda, confirmó que no se recibió notificación alguna, lo que ha llevado a acusaciones de incumplimiento constitucional.
Expertos jurídicos citados por medios como La República han señalado que la falta de un decreto oficial delegando el mando durante la intervención podría considerarse una falta grave, ya que el país quedó, en teoría, sin dirección ejecutiva por varias horas.
Las reacciones en redes sociales han sido igualmente polarizadas.
Mientras algunos usuarios defendieron el derecho de Petro a realizarse procedimientos personales, argumentando que el bienestar físico puede influir en la salud mental, otros lo acusaron de insensibilidad frente a las necesidades del país.
Memes, burlas y críticas proliferaron, con comentarios irónicos como el de la usuaria @Adriau, quien satirizó: “Yo no me he hecho ningún ‘lifting’… me picó un zancudo”.
El periodista Daniel Samper Ospina, conocido por su tono satírico, escribió: “Si no hay cómo estirar el presupuesto de la nación, al menos que haya cómo estirar la piel”.
Estas reacciones reflejan una percepción de desconexión entre el presidente y los problemas urgentes de Colombia, como la crisis del sistema de salud y la inseguridad.
El caso también ha reavivado el escrutinio sobre la imagen pública de Petro, quien en 2024 ya había sido noticia por un implante capilar que lo llevó a usar gorra durante meses.
Este historial ha alimentado la narrativa de un presidente preocupado por su apariencia en un contexto de desafíos nacionales.
La controversia, además, se ha insertado en un momento político delicado, con Petro enfrentando críticas por su gestión, escándalos en su gobierno y una caída en su aprobación pública, según reportes internacionales como el del Financial Times.
YM