11 millones de personas mueren al año por mala alimentación. ¿Cómo no ser uno de ellos?
Según un estudio divulgado en The Lancet, en el 2017 una de cada cinco muertes en el mundo estuvo relacionada a malos hábitos alimenticios. Es decir, al excesivo consumo de sal, azúcar o carne, así como la carencia en cereales integrales y frutas.
En dicha investigación se establece que casi 11 millones de muertes fueron provocadas por enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes tipo 2. Como es sabido, estas patologías están relacionadas con la obesidad y el sedentarismo.
Asimismo, para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80 % de los fallecimientos relacionados con las enfermedades de la sociedad de masas corresponde con la pésima calidad de la dieta del ciudadano de a pie. Y esta realidad no parece mejorar.
Expertos han afirmado que para alimentar de manera sana a los 10 mil millones de seres humanos que habrá sobre la Tierra en el 2050, y a la vez proteger al medioambiente, será necesario reducir a la mitad el consumo de carne roja y azúcar, así como duplicar la ingesta de fruta, verdura y nueces. Un escenario del cual aún estamos muy lejanos.
Actualmente, México ocupa el segundo lugar en obesidad en adultos en el mundo, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además, es uno de los principales países consumidores de refresco en el mundo. Sumado a esto, las cifras registradas por enfermedades cardiovasculares o sobrepeso siguen incrementándose en el país.
¿Cómo revertir esta situación?
La clave para no formar parte de estos 11 millones de defunciones por mala alimentación, es incluir hábitos saludables en nuestra vida. Asimismo, buscar opciones que nos ayuden a complementar una dieta rica en proteína, fibra y carbohidratos.
Existe algo positivo y es que esta realidad y sus estadísticas han impulsado a que la industria alimentaria lance al mercado una serie de productos ricos en propiedades beneficiosas, denominados como ‘superalimentos’.
Los superalimentos son productos que gozan de una gran cantidad de vitaminas, minerales y antioxidantes. Muchos expertos los consideran como ‘’bombas’’ nutricionales debido a la cantidad de nutrientes que aportan. Lo cierto es que, estos han existido por milenios, y que gracias a un gran porcentaje de la población en el mundo que busca reforzar su organismo y sistema inmune, han adquirido gran popularidad en el mercado internacional.
Cada superalimento cumple una o varias funciones específicas. A continuación, conoceremos los que debería consumir una persona según las enfermedades o deficiencias nutricionales que experimente:
Sistema inmunológico débil y fatiga: El azufre orgánico, también conocido como MSM, es un oligoelemento que permite que las reacciones metabólicas de nuestro cuerpo se den correctamente.
En general, el MSM potencia el funcionamiento del organismo. Se trata de uno de los superalimentos más completos ya que su función es depurativa y desintoxicante, por lo que mejora todos los procesos que nuestro sistema lleva a cabo. Además, regula los niveles de glucosa en la sangre, libera toxinas, mejora el estreñimiento y mejora el metabolismo. Estos beneficios propician un sistema inmunológico fortalecido.
Problemas digestivos o inflamaciones: La curcuma es un compuesto que se extrae de la planta Curcuma Longa. Normalmente, se consume como una especie de condimento para darle color a los alimentos, sin embargo, aporta grandes beneficios a nuestra salud.
Esta sustancia es hepatoprotectora, es decir, protege al hígado de agentes tóxicos. Además, reduce la inflamación intestinal, facilita la digestión de grasas y amortigua la gastritis. También es excelente para quienes padezcan artritis, esclerosis múltiples o artritis reumatoide.
Obesidad y altos niveles de insulina: Si sufres de sobrepeso y altos niveles de insulina, garcinia cambogia es el superalimento ideal para ti.
Se trata de una fruta exótica que se ha utilizado por siglos en la cocina hindú. El extracto de esta fruta disminuye el apetito, ya que el HCA -su principal componente- bloquea la enzima que forma los tejidos grasos. Asimismo, este compuesto regula los niveles de insulina, lo cual reduce las probabilidades de sufrir hipertensión y aterosclerosis acelerada.