Sudcalifornianos dan el Grito de Independencia después de dos años
Una noche de contrastes la de este 15 de septiembre, cuando después de dos largos años, las familias sudcalifornianas regresaron a la Plaza de la Reforma frente al Palacio de Gobierno Estatal para celebrar un aniversario más de la Independencia de México.
Mientras que por una parte se apreciaba todo el esplendor de la fiesta mexicana con juegos de luces, decoración alusiva a la fecha, personas con vestimenta típica e indumentaria como sombreros, bigotes y trenzas postizas; el evento no estuvo tan concurrido como en años previos a la pandemia de Covid-19, ya que se podía caminar con facilidad y estacionarte cerca de los edificios de gobierno.
Sin embargo, quienes asistieron iban con toda la actitud festiva:
“Yo creo que todos queríamos venir a festejar, ya estuvimos mucho tiempo en pandemia y qué bueno que al fin podemos salir y venir a gritar, a festejar a dar el Grito de Independencia, yo vengo con mi familia, mis hijos y nietos, y me siento más mexicana cuando celebrando esta fecha porque desde chica me ha gustado seguir las tradiciones”, manifestó una de las presentes.
“Ya era justo, creo que la gente lo necesitaba, necesitábamos estar aquí presentes y que se sintiera esa unidad nuevamente. Ahorita tengo visita de mi suegra y mi mamá así que vine con toda la familia para celebrar”, expuso otro ciudadano.
Como ya es tradición, sobre la calle Isabel la Católica se instalaron varios puestos de comida en donde el gel antibacterial era una obligación y quienes prestaban los servicios siempre usaron mascarillas faciales; aquí los sudcalifornianos y turistas se acercaban para degustar platillos típicos, pozole, tamales, tlayudas y huaraches, entre otros, además de aguas típicas de horchata y jamaica.
“Son fechas muy importantes para los mexicanos, y es un ejemplo que heredamos a nuestros hijos, por eso venimos a pasar estos momentos y hacemos de todo, comemos, vemos el grito, bailamos, cantamos y gritamos”, recalcó una madre de familia.
La mayoría de las personas transitaba sin cubrebocas o permanecían varios minutos parados sin preocuparles las medidas sanitarias, ya que se sentían confiados por tener las vacunas contra el coronavirus.
En cuanto terminó la ceremonia, el área comenzó a despejarse, las calles Nicolás Bravo y Antonio Rosales que estuvieron toda la noche a oscuras daban la impresión de que se trataba de cualquier otra noche y no los festejos del aniversario de la independencia de México.