Cafetería Docecuarenta regatea facturación en La Paz, BCS
En la soleada ciudad de La Paz, Baja California Sur, una popular cafetería local, Docecuarenta, ha quedado en entredicho tras ser señalada en al menos un caso por presuntas prácticas que dificultan el acceso a facturación para sus consumidores.
El caso más reciente, que podría ser un caso aislado por algún error técnico, revela un proceso tan engorroso como frustrante para quienes buscan cumplir con sus obligaciones fiscales.
El procedimiento inicia de forma cotidiana: el cliente llega al establecimiento, disfruta de las bebidas y/o alimentos, paga la cuenta en caja con efectivo o tarjeta, y, como cualquier ciudadano responsable, solicita su factura.
Sin embargo, aquí es donde el idilio entre la cafetería y su consumidor se interrumpe abruptamente.
La amable cajera, con una sonrisa impecable, indica que la factura no puede generarse en el momento y, en su lugar, dirige al cliente al sitio web de facturación del negocio.
Hasta aquí, parece un procedimiento estándar.
Pero el calvario comienza cuando el usuario intenta cumplir con este trámite.
En al menos 10 ocasiones, durante los días sábado 11 y domingo 12, el cliente ingresó al portal para capturar la información requerida —ticket en mano, voucher al lado, y paciencia en la mochila— solo para encontrarse una y otra vez con el mismo mensaje desalentador:
“Error al crear la factura, revise los datos”.
El remate del proceso resulta digno de un sketch de humor negro: ante la falla reiterada del sistema, el portal amablemente sugiere que el cliente regrese al establecimiento donde fue atendido para solicitar la factura correspondiente.
El mismo domingo 12 de enero, el cliente acude al establecimiento alrededor de las 16:00 horas y nuevamente la cajera, con la amabilidad de siempre, le indica que tendrá que enviar un correo al contador porque, insiste, ellos ahí no pueden generar la factura porque lo tienen prohibido.
Le indican que el correo electrónico del desconocido contador es facturas@docecuarenta.com.
Porque, claro, nada más eficiente que delegar una solución inmediata a un buzón electrónico que probablemente reciba miles de mensajes sin respuesta.
El usuario, confundido y cansado, comenzó a preguntarse: ¿es esta una desafortunada coincidencia tecnológica, o forma parte de una estrategia velada para disuadir a los clientes de solicitar facturación?
Si esto ocurre con un consumidor, ¿cuántos más habrán optado por rendirse ante los obstáculos digitales?
Docecuarenta, un ícono de la escena cafetera en La Paz, enfrenta ahora una sombra de duda que podría empañar su reputación.
Aunque insistimos que el caso podría tratarse de un incidente aislado, la falta de transparencia y los mecanismos deficientes en su sistema de facturación abren interrogantes sobre la ética comercial del negocio.
Mientras tanto, los consumidores se encuentran entre dos sorbos de café y un mar de trámites frustrantes, en espera de que el establecimiento tome medidas claras y efectivas para solucionar este problema.
Porque, al final, un buen café se disfruta más cuando viene acompañado de atención, servicio, calidad y buenas prácticas con la clientela.
EU