Calíope

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La inconforme nueva normalidad

César Romero Gabriell

El aviso del fin de la Jornada de Sana Distancia, con un mapa con prácticamente todos los estados en rojo, da la impresión de un regreso a las actividades, lo que se ha dado en llamar la “nueva normalidad”. Nueva porque no es la misma de antes, es decir que se necesitan tomar las medidas necesarias de higiene y distanciamiento social para evitar contagios, además de que será gradual conforme al semáforo epidemiológico.

Con este pronunciamiento, el gobierno federal pone en manos de los gobiernos locales la responsabilidad para la contención de la pandemia. Aquí hay dos puntos de vista que considerar: el subsecretario López-Gatell explicó que al inicio de la Jornada, la transmisión del virus era razonablemente dispersa y que esa es la razón de una intervención generalizada, sin embargo ahora hay una clara focalización y una asincronía de las pandemias, por lo que la acción más pertinente es pasar a un manejo regional. No se decreta el fin de la pandemia sino sólo otro nivel, uno en el que regresaremos poco a poco a las actividades.

Por otro lado, el bloque opositor de siete gobernadores se pronunció en contra de la estrategia que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su equipo presentaron por el final de la Jornada Nacional de Sana Distancia. Acusaron que tanto el semáforo epidemiológico como la Jornada de Sana Distancia se realizaron de manera unilateral y dejaron fuera a las administraciones estatales y municipales, que el semáforo no representa a la realidad de las entidades y que la autoridad sanitaria incumplió el compromiso que hizo con los gobernadores para darles a conocer el semáforo antes de su publicación. Por ello los gobernadores darán a conocer en cada estado los procesos de reapertura y de reactivación de la economía, conforme a las medidas sanitarias y concomitante con la sociedad y los sectores productivos.

Todo indica que, como de costumbre, las autoridades de todos los niveles están haciendo de una crisis sanitaria y económica un cultivo peligroso en el que están más empeñados en su beneficio político que en el bienestar de la población. Lo que se necesita ahora es mayor coordinación, no patadas debajo de la mesa. El dramático panorama económico que se vislumbra lo requiere y así se lo exigimos a nuestras autoridades.