Cancún, Tulum y Cozumel enfrentan la mayor caída en ocupación hotelera del Caribe mexicano

La ocupación hotelera en el Caribe mexicano atraviesa uno de sus periodos más bajos en los últimos años, con descensos significativos en los principales destinos turísticos del estado de Quintana Roo. Entre agosto y octubre de 2025, Cancún, Tulum y Cozumel registraron la mayor caída en ocupación, de acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo estatal (Sedetur), que revelan un promedio regional que pasó del 68.8% al 51.6% en apenas tres meses.
El caso más preocupante es el de Tulum, donde la ocupación hotelera se desplomó del 63% en agosto a solo 48% en octubre. Cancún, por su parte, descendió de 75.7% a 54.3%, mientras que Cozumel pasó de 70.8% a 56.2%. Este comportamiento también afectó a otros destinos emblemáticos del Caribe mexicano, como Isla Mujeres, que cayó de 79.6% a 50.3%, y Puerto Morelos, que descendió de 72.6% a 57.5%. Incluso la Riviera Maya, históricamente resiliente, reportó una disminución de 70.8% a 60.6%.
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De acuerdo con Sedetur, el descenso en la ocupación no necesariamente refleja una pérdida de visitantes, sino un reacomodo del mercado ante el crecimiento acelerado de la infraestructura turística. Bernardo Cueto, secretario de Turismo de Quintana Roo, explicó que el aumento sostenido de la oferta hotelera genera un efecto de redistribución en las tasas de ocupación, lo que ha modificado el comportamiento estadístico del sector. “Como nunca antes, la inversión turística y el incremento en el número de habitaciones implican una lectura distinta de las cifras”, afirmó.
Sin embargo, expertos advierten que la caída sostenida también revela tensiones estructurales en el modelo turístico del Caribe mexicano. Francisco Madrid, director del Centro de Investigación Avanzada en Turismo Sostenible (STARC), señaló que la región enfrenta una “crónica anunciada” derivada de problemas en infraestructura, planeación urbana y servicios públicos. Según el especialista, el crecimiento desordenado y la falta de modernización de la oferta turística han afectado la competitividad frente a otros destinos internacionales.
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A esta situación se suman factores estacionales que inciden directamente en los flujos de visitantes. Octubre marca tradicionalmente la temporada baja en el Caribe mexicano, antes del repunte que suele darse en noviembre y diciembre con el inicio del invierno en Norteamérica y Europa. Sin embargo, los indicadores actuales muestran un descenso más pronunciado que en años anteriores, lo que preocupa a hoteleros y prestadores de servicios turísticos.
El contexto internacional también ha impactado la demanda. La apreciación del peso mexicano frente al dólar, los conflictos geopolíticos que alteran la conectividad aérea y el encarecimiento del hospedaje en zonas premium han restado atractivo al destino entre turistas estadounidenses y europeos, principales mercados emisores. Además, el incremento de la competencia interna en México, con destinos emergentes como Mazatlán, Huatulco o la costa de Nayarit, ha fragmentado la preferencia de los viajeros.
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Pese a la tendencia negativa, autoridades y empresarios confían en una recuperación gradual hacia fin de año, apoyada en la temporada invernal y los nuevos proyectos turísticos. La supuesta consolidación del Tren Maya y la apertura de rutas aéreas internacionales buscan reactivar la movilidad hacia el sur de Quintana Roo, mientras se trabaja en estrategias de promoción y diversificación de experiencias para alargar la estancia promedio de los visitantes.
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