“La tierra es de quien la trabaja”, la revolucionaria frase de Emiliano Zapata
En un contexto histórico marcado por la Revolución Mexicana conmemorada el día 20 de noviembre, Emiliano Zapata Salazar se erigió como uno de los líderes más sobresalientes, cuya lucha incansable por la justicia social y la reforma agraria dejó un legado indeleble en la historia de México.
Nacido en 1879 en Anenecuilco, en el estado de Morelos, Zapata presenció desde temprana edad el despojo sistemático de tierras que sufrían los campesinos, incluyendo a su propia familia, a manos de los poderosos hacendados. Motivado por la injusticia que presenció, se convirtió en un incansable defensor de los derechos de los campesinos.
Su liderazgo se cristalizó al encabezar movimientos en contra de los caciques que monopolizaban la tierra, reclamando una distribución más equitativa. En el transcurso de la Revolución Mexicana, lideró el Ejército Libertador del Sur, una fuerza que luchaba por la libertad, igualdad y por el respeto a las comunidades indígenas y campesinas, así como por la reforma agraria.
Conmemoran el 111 aniversario de la Revolución Mexicana
Zapata denunció el despojo de tierras, una práctica respaldada por la Ley sobre Ocupación y Enajenación de Terrenos Baldíos promulgada por Porfirio Díaz en 1894. Esta ley permitía a cualquier individuo denunciar y adquirir terrenos declarados como baldíos, lo que resultó en la apropiación de tierras de comunidades indígenas por parte de empresas extranjeras y hacendados, aprovechándose de la falta de títulos de propiedad.
La frase que inmortalizó a Zapata, “la tierra es de quien la trabaja”
El lema “La tierra es de quien la trabaja” se convirtió en la consigna de Zapata, quien se unió a la revolución maderista en 1911. A pesar del triunfo de esta revolución, Zapata mantuvo su lucha armada, ya que Madero incumplió la promesa de repartir las tierras a los campesinos.
En ese mismo año, promulgó el Plan de Ayala, donde esbozó la esencia de la lucha campesina con la frase “La tierra es de quien la trabaja”, presentando en 15 puntos la necesidad de lograr la justicia social a través del reparto equitativo de la tierra.
Aunque su vida terminó en 1919 por una emboscada, el legado de Zapata perdura. Sus ideales y consignas fueron fundamentales en la Reforma Agraria, que inició en 1915 con la Ley Agraria, repartiendo tierras a campesinos de todo el país, configurando así un México más equitativo y justo.
La visión de Emiliano Zapata sigue resonando en la sociedad actual, recordando la importancia de la justicia social y la equidad en la distribución de la tierra, manteniendo viva su llama en la historia contemporánea de México.