Habitantes de Ciudad del Cielo están hartos de incendios en terreno baldío

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La mañana de este viernes algunos vecinos de la colonia Ciudad del Cielo se despertaron alarmados al ver fuego y un espeso humo saliendo del terreno baldío ubicado en la calle Francisco King entre Marcelo Rubio y Félix Ortega. 

Pasadas las siete de la mañana, los habitantes de las casas contiguas al incendio fueron desalojados porque las llamas superaban los tres metros que tiene la barda perimetral, provocando afectaciones menores a las residencias que rodean el predio. Molestos por esta situación, los afectados manifestaron que llevan años pasando por lo mismo ya que al año ocurren al menos tres incidentes del mismo tipo. 

Terreno baldío ubicado en la calle Francisco King

“Es que por tanta gente que tira basura y se hace el cochinero, desbaratan chatarra y plástico. Quisiera que el dueño cercara o tapara ahí para que no se llene de gente, ya ha cambiado tres veces de dueño y no sabemos quién es”, manifestó uno de los vecinos. 

Entre las cenizas, los árboles y basura quemada aún se observaban brazas encendidas hasta el mediodía del viernes; además de notar los restos de lo que fueran muebles, plásticos, botellas de vidrio, llantas y cableado. Que a decir de los vecinos eran productos que quienes pernoctan ahí desmantelan y queman para obtener cobre y venderlo más tarde.

“Mucha gente de todas partes viene a quemar cobre o desmantelar refris, televisiones, es como una chatarrería, y es para venderlo por kilo. Todos los vagabundos que andan en la calle pepenando y acarreando cobre, aluminio, plásticos, son los que se meten ahí, pero pues ya no sé qué hacer, ya he corrido como a tres y ahorita hay otros tres de nuevo ahí”, expuso. 

Los residentes manifestaron hartazgo al destacar que llevan más de tres años así, con personas entrando y saliendo del terreno por las noches, usándolo para consumir sustancias ilícitas y desmantelar todo lo que llevan, dejando un tiradero a su paso, todo esto mientras que los dueños del terreno no dan señales de vida.

Andrea Villarreal