Lluvias y el Día de San Juan: creencias populares y celebraciones en México

Entre tradiciones y mitos: la significativa relación de San Juan con el inicio de la temporada de lluvias en México
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Cada 24 de junio, México se sumerge en un ambiente festivo que va más allá de las celebraciones religiosas. La fiesta de San Juan, que conmemora el nacimiento de San Juan Bautista, es una fecha cargada de historia, cultura y, especialmente, de una profunda creencia popular: la llegada de las lluvias.

La festividad de San Juan se entrelaza con el inicio del periodo más húmedo del año en México, revelando cómo las tradiciones ancestrales y la religión configuran las percepciones contemporáneas del clima. Aunque este 2024 se ha “roto la regla” y la temporada de estiaje se ha terminado antes. Las aguas humedecen a buena parte del territorio nacional.

La celebración de San Juan tiene raíces que se hunden en la historia de las comunidades celtas, marcando originalmente la llegada del verano con la adoración al Sol y la bienvenida a los días más largos del año.

Entre el 20 y el 23 de junio, estos pueblos realizaban rituales de encendido de hogueras para dar fuerza al astro rey. Con la llegada del cristianismo, muchas de estas festividades paganas fueron adoptadas y adaptadas a los nuevos contextos religiosos, permitiendo así una transición más suave entre creencias y prácticas culturales.

En México, la relación de San Juan con las lluvias se cimienta en diversas observaciones y tradiciones que datan desde la época colonial, cuando se notaba que frecuentemente llovía cada 24 de junio.

Esta coincidencia no solo se anotaba en calendarios, sino que se transmitía de generación en generación como un presagio casi seguro del inicio de la temporada de lluvias.

Además, el solsticio de verano, que normalmente ocurre entre el 22 y el 24 de junio, aunque este año ocurrió el 20 de junio, ha sido históricamente un punto de referencia climático y celestial importante.

En el contexto cristiano, se destaca una frase de Juan el Bautista que reza: “Él debe aumentar, yo debo disminuir”, aludiendo a Jesús y simbólicamente al ciclo de las estaciones.

Desde un punto de vista meteorológico, aunque no existe una evidencia científica que establezca que el 24 de junio sea el día más lluvioso del año, la creencia persiste. Esta fecha también coincide con el período en que las culturas prehispánicas veneraban a Tláloc, el dios de la lluvia.

Por tanto, la confluencia de estas observaciones tanto prehispánicas como coloniales han fortalecido la creencia popular en la relación especial de San Juan con las lluvias.

A nivel local, en diversas poblaciones de Oaxaca, la fiesta de San Juan se celebra con gran devoción y puede llegar a ser considerada como la festividad patronal, especialmente en lugares como San Juan Bautista Atlatahuca.

Si la festividad cae entre semana, es común que se cambie al domingo más cercano. Estas celebraciones incluyen misas, procesiones y castillos, acompañados de una feria y baile popular con grupos modernos o tradicionales.

Además, la “noche de San Juan” es especialmente significativa. No se celebra en honor al discípulo más joven de Jesús, sino a su primo: San Juan Bautista.
La Biblia narra cómo Isabel, madre de San Juan, estaba embarazada de seis meses cuando recibió la visita de María, quien acababa de enterarse de su propio embarazo milagroso.

Zacarías, el padre de Juan, ordenó encender una hoguera para anunciar el nacimiento de su hijo, una tradición que perdura en la Fiesta de las Hogueras.
Aunque el 24 de junio no está considerado un día festivo oficial en México, su celebración es palpable en las iglesias católicas y en muchos poblados a lo largo del país.

Las hogueras, las procesiones y los rituales religiosos se entrelazan con la expectativa de las lluvias, mostrando cómo la fe y las tradiciones populares se fusionan para dar forma a la cultura mexicana contemporánea.

Así, la fiesta de San Juan en México es un espléndido ejemplo de cómo las tradiciones antiguas se adaptan y perviven en el tiempo, influenciando creencias meteorológicas y prácticas culturales hasta nuestros días.

Este 24 de junio, mientras muchos estarán atentos al cielo esperando la llegada de la lluvia, también estarán celebrando una historia rica y multifacética que es tan variada y profunda como el país mismo.

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