Muerte de Consuelo Loera: ¿Qué pasó con los hermanos de “El Chapo”?
María Consuelo Loera Pérez, la matriarca de una familia inmersa en la polémica del narcotráfico, falleció este domingo 10 de diciembre a los 95 años en un hospital privado de Culiacán, Sinaloa. La causa, complicaciones tras una intervención de vesícula realizada hace 20 días, marcando el fin de una vida llena de altibajos.
Esta mujer, oriunda de Badiraguato, Sinaloa, era reconocida no solo por ser la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, sino también por su generosidad y apoyo a su comunidad. Padeció secuelas del COVID-19 desde el 2021, acentuando sus fragilidades físicas.
Su vida estuvo marcada por la sombra de su hijo más famoso, un hombre que forjó un imperio criminal. Según relatos de Anabel Hernández, su esposo era alcohólico e infiel, dejándola a cargo de sus hijos y luchando por su sustento mientras él dilapidaba recursos en vicios y otras mujeres.
A pesar del estigma de su hijo, María Consuelo siempre mostró amor maternal y cercanía con él. Su presencia en la vida de “El Chapo” fue palpable, incluso visitándolo en sus períodos de encierro.
Madre de “El Chapo” Guzmán llega a La Tuna para ser velada
A través de entrevistas esporádicas, expresó su anhelo de reunirse con su hijo, mostrando una faceta maternal constante a pesar del trasfondo criminal que rodeaba a su familia.
¿Los hijos de Consuelo Loera también son narcotraficantes?
La figura de María Consuelo trascendió más allá de su descendencia. Fue captada junto al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, generando controversia por su cercanía. El mandatario defendió su encuentro como un acto humanitario, separando la figura materna de Loera de las acciones de su hijo.
Aunque se conocen pocos detalles sobre algunos de sus hijos, como Armida, Bernarda, Miguel Ángel, Aureliano y Arturo, todos han estado de alguna manera vinculados al mundo del narcotráfico, algunos pagando condenas o enfrentando cargos legales.
El legado de María Consuelo Loera Pérez es complejo, como lo es el de su familia. Su vida estuvo entrelazada con una dinastía que ha dejado una huella indeleble en la historia del crimen organizado en México. Su partida marca el fin de una era marcada por la controversia y la intriga en torno a una madre que, a pesar de todo, siempre mantuvo un vínculo inquebrantable con sus hijos.
La hoy occisa fue hija de Ovidio Loera Cobret y Pomposa Pérez Uriarte, y solo tuvo a un hermano, se trata de Aureliano. Loera. María Consuelo Loera Pérez nació ‘La Tuna’ en Badiraguato en 1929 y murió el 10 de diciembre del 2023 a la edad de 94 años.
La historia maternal de la señora Loera Pérez y las adversidades como matriarca
María Consuelo Loera Pérez, conocida como la madre de Joaquín “El Chapo” Guzmán, fue una figura que transitó entre la complicada dualidad de ser madre y enfrentar el estigma de los actos criminales de su hijo más famoso.
Según la periodista Anabel Hernández, Consuelo vivió bajo el peso de las acciones delictivas de “El Chapo”, enfrentando dificultades que van desde la lucha por alimentar a sus hijos hasta soportar un matrimonio con un esposo alcohólico e infiel, Emilio Guzmán Bustillos, quien derrochaba recursos en vicios y otras mujeres.
A pesar de la sombra del narcotráfico, Consuelo Loera se erigió como una figura hospitalaria y solidaria en su comunidad en Badiraguato. María Antonieta Collins, reportera de Univisión, pudo constatar su reputación como una mujer generosa, curando a la gente del pueblo, intercediendo por los animales del rancho e impartiendo ayuda a quienes lo necesitaban.
Aunque su vida estuvo marcada por la controversia, siempre fue retratada como una madre presente en la vida de “El Chapo”, mostrando una constante conexión maternal a pesar de las circunstancias y la carrera delictiva de su hijo.
La relación entre Consuelo Loera y su hijo más famoso, Joaquín Guzmán Loera, conocido como “El Chapo”, fue tema de interés mediático. A pesar de la carrera criminal de este último, la figura materna de Consuelo estuvo presente en su vida.
Incluso, fue captada visitando a “El Chapo” durante sus períodos de encierro en México, expresando su anhelo de reunirse con él en las pocas entrevistas que concedió a los medios. Su constante deseo de mantener el vínculo con su hijo revela una historia materna marcada por la lucha entre el amor familiar y el estigma de las acciones delictivas de su descendencia.