¿Por qué los turistas no se pueden acercar, ni tocar a las ballenas durante su observación?
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Foto Pexels
La observación de ballenas es una de las principales actividades ecoturísticas en México, pero su práctica está regulada por la Norma Oficial Mexicana NOM-131-SEMARNAT-2010. Esta normativa establece lineamientos específicos para la protección de los cetáceos y la conservación de su hábitat, con el fin de evitar impactos negativos en su comportamiento y ciclo biológico.
Prohibiciones y riesgos en la observación de ballenas
Las regulaciones establecen que está prohibido tocar, nadar o acercarse demasiado a los cetáceos. Según la NOM-131-SEMARNAT-2010, las embarcaciones deben mantener una distancia mínima establecida para cada especie y limitar el tiempo de observación para evitar el estrés en los animales. Además, solo se permite la presencia de un número determinado de embarcaciones en torno a una ballena o grupo de ballenas.
El incumplimiento de estas disposiciones puede generar alteraciones en la fauna marina. Recientemente, prestadores de servicios turísticos en Puerto Chale denunciaron la presencia de una embarcación cuyos tripulantes nadaban junto a una ballena gris en Bahía Magdalena, una acción que representa un riesgo tanto para los humanos como para los cetáceos.
Este tipo de medidas busca prevenir situaciones como la ocurrida en hace unos días en Chile, donde un turista fue tragado por una ballena jorobada antes de ser escupido ileso. Casos como este refuerzan la necesidad de respetar las normas de seguridad en la observación de ballenas.
El cumplimiento de esta norma es crucial para garantizar la seguridad tanto de los visitantes como de las ballenas. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) son las encargadas de vigilar y sancionar cualquier incumplimiento de la reglamentación.
Además de la prohibición de contacto directo, las embarcaciones deben reducir su velocidad en las zonas de avistamiento, evitar maniobras bruscas y no interferir con el curso de las ballenas. Estas medidas no solo protegen a los cetáceos, sino que también garantizan la sostenibilidad de la actividad eco-turística en el país.