Ohtani redefine la historia del béisbol; llega al 50-50 y da el mejor juego de todos los tiempos

Con una actuación histórica, Ohtani establece varios nuevos récords en un solo juego
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Beisbolista Ohtani

Es difícil encontrar palabras que hagan justicia a lo que Shohei Ohtani logró en el loanDepot park de Miami.

Lo que presenciamos no fue solo un juego de béisbol, fue una lección de cómo redefinir la historia de este deporte.

El jueves, el japonés de 1.93 metros de altura y 95 kilos decidió darle al mundo una muestra más de que su presencia en las Grandes Ligas es algo que simplemente no tiene precedentes.

Mucho se ha dicho ya de su capacidad para sobresalir tanto como lanzador como bateador. Ya lo compararon con Babe Ruth, y algunos hasta lo llamaron “unicornio”. Pero Ohtani no es un mito, es una realidad abrumadora, un fenómeno que, una vez más, dejó boquiabierto a todo el que tuvo la fortuna de presenciar su mejor actuación ofensiva hasta la fecha.

Desde el primer inning, se sintió que algo grande estaba por suceder.

Ohtani conectó un doble, se robó la tercera base y anotó con un elevado de sacrificio. Solo fue el principio. Durante el partido, sumó cinco hits en cinco turnos al bate, incluyendo dos jonrones y cuatro extrabases. ¡Ah!, y dos robos de base. Nadie en la historia de las Grandes Ligas había logrado tal hazaña.

Pero lo que elevó esta actuación a la categoría de leyenda fue su segundo jonrón de la tarde, el que lo llevó al exclusivo club del 50-50: 50 jonrones y 50 bases robadas en una sola temporada.

Antes de Ohtani, el mayor número de bases robadas por alguien con 50 cuadrangulares había sido de apenas 24, lo que hace de su logro una verdadera proeza física y técnica.

El narrador de los Dodgers, Joe Davis, lo resumió de manera perfecta: “¡Oh Dios mío! ¡Shohei Ohtani! ¡El mejor día en la historia del béisbol!”.

Y tenía razón. No fue solo una cuestión de estadísticas, aunque estas por sí solas ya colocan a Ohtani en un pedestal inalcanzable.

Fue la manera en que lo hizo: con una combinación de poder y velocidad que jamás habíamos visto.

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El club 50-50 era apenas la noticia vieja cuando, en su último turno, conectó su tercer jonrón para sellar lo que se recordará como una de las actuaciones más impresionantes en la historia del béisbol.

Lo que hace aún más asombroso el desempeño de Shohei Ohtani es que, al revisar los libros de récords, nos damos cuenta de que nadie había hecho lo que él logró en este juego.

Nunca antes un jugador había dado 6 hits en 6 turnos con tres jonrones, cinco extrabases y dos robos.

Tampoco nunca había existido un juego en el que alguien conectara seis hits con tres jonrones y un robo de base. Sumado a eso, nadie había registrado tres jonrones y dos robos en un mismo encuentro.

Ohtani acumuló 17 bases alcanzadas en un juego sin conectar cuatro jonrones, algo sin precedentes.

Para ponerlo en más contexto, ningún otro jugador había sumado más de 11 bases en un partido en el que se robara dos o más bases, ni había tenido un juego de 10 carreras impulsadas con siquiera un solo robo de base.

Estos datos simplemente confirman que estamos ante una hazaña histórica que probablemente no volveremos a ver en mucho tiempo.

Lo que Ohtani nos mostró en Miami es más que un récord. Es un recordatorio de que el béisbol, como cualquier deporte, evoluciona y, de vez en cuando, surge un jugador que desafía lo que creemos posible.

Hoy, ese jugador es Shohei Ohtani, y la historia del béisbol tiene una nueva página dorada.

LM

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