El tercero entre Tomateros y Charros termina con bancas vaciadas, pelotazo y expulsiones

El tercer juego de la serie entre Tomateros de Culiacán y Charros de Jalisco terminó envuelto en polémica luego de que un pelotazo sobre Ramón Ríos desatara, por segunda ocasión en la noche, una riña que vació ambas bancas. El encuentro, que ya venía caliente desde las primeras entradas, se convirtió en un episodio que ha encendido el debate sobre la disciplina en la Liga Mexicana del Pacífico y los límites de la rivalidad deportiva.
El ángulo principal es claro: un simple lanzamiento terminó por romper el ritmo del partido y desbordar los ánimos de jugadores y cuerpo técnico. Tras impactar a Ríos, los jugadores de Charros reaccionaron de inmediato, mientras los Tomateros defendieron la acción como accidental. En segundos, ambos dugouts colapsaron hacia el campo, se intercambiaron gritos, empujones y señalamientos. Los umpires, al verse rebasados, procedieron a expulsar a varios involucrados para evitar que la situación escalara más.
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Este juego tenía antecedentes tensos. Desde el primer conato, provocado por un roce previo entre bateador y lanzador, las advertencias habían sido claras: cualquier chispa adicional provocaría sanciones. Aun así, los ánimos no se enfriaron, y el público presenció cómo, entrada tras entrada, la temperatura emocional se elevaba hasta llegar al momento definitivo del pelotazo.
Las redes sociales no tardaron en estallar. Comentarios de aficionados reclamaron la violencia en el diamante, mientras otros minimizaban el incidente comparándolo con el hockey, un deporte donde las trifulcas son parte del folklore competitivo. Algunos exigieron mayor profesionalismo, señalando que “si no aguantan la presión, mejor no jueguen”. Otros, en tono de burla, ironizaron que la culpa era de expresidentes o de la administración federal actual, desviando el debate hacia la situación de seguridad que vive Culiacán.
La discusión también abrió un cuestionamiento más profundo: ¿está normalizada la agresión en ciertos deportes o la afición es cada vez más intolerante a cualquier manifestación de conflicto? Los especialistas señalan que las bancas vaciadas no son raras en el beisbol internacional, pero México suele sancionar con mayor contundencia estos episodios para evitar que el espectáculo se convierta en un riesgo para jugadores y público.
En el estadio, el ambiente pasó de la emoción típica de un juego clave de la serie a la inquietud. Algunas familias optaron por retirarse, mientras otros espectadores se mantuvieron firmes exigiendo mano dura para los responsables. La seguridad del recinto tuvo que intervenir para evitar que los insultos desde las gradas escalaran a algo mayor.
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La Liga Mexicana del Pacífico anunció que revisará las imágenes y el reporte arbitral para determinar sanciones adicionales. Tanto Tomateros como Charros podrían enfrentar multas y suspensiones, especialmente por reincidencia en un mismo juego. La serie continuará, pero el episodio dejó claro que la rivalidad entre ambos equipos necesita controles más firmes dentro y fuera del terreno.
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