Ucrania golpea puerto petrolero ruso con misiles Neptune y eleva la tensión militar en el Mar Negro

El ataque ucraniano se produjo mientras Rusia realizaba uno de sus bombardeos más extensos de las últimas semanas
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La ofensiva, confirmada por el presidente Volodimir Zelenski, detonó la declaración inmediata del estado de emergencia en la zona, marcando un nuevo giro en la escalada del conflicto entre ambos países. El ataque ucraniano con misiles de crucero Neptune contra infraestructura petrolera en Novorossiysk, uno de los puertos estratégicos de Rusia en el Mar Negro.

Zelenski defendió la operación como una respuesta “totalmente justa” ante lo que calificó como el “terror continuo” de los bombardeos rusos sobre ciudades ucranianas. El mandatario remarcó que esa misma noche Moscú lanzó un ataque masivo sobre Kiev, donde al menos seis personas murieron y varios edificios residenciales resultaron severamente dañados. Según el gobierno ucraniano, las agresiones rusas siguen concentrándose en zonas civiles y en la infraestructura energética nacional.

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El Ministerio de Defensa ruso confirmó por su parte que realizó un operativo “a gran escala” con drones, misiles de precisión y proyectiles hipersónicos Kinzhal, supuestamente dirigidos al complejo militar-industrial de Ucrania. La intensificación de estos ataques forma parte de la estrategia del Kremlin para golpear el sistema energético ucraniano antes del invierno, un patrón que se ha repetido durante los últimos dos años del conflicto.

En el puerto ruso de Novorossiysk —clave para la exportación de crudo y derivados— la caída de restos de un dron desató un incendio en un depósito de la terminal petrolera Sheskharis, operada por Transneft. El fuego fue controlado tras el despliegue de más de 50 unidades de emergencia, aunque las autoridades no detallaron la magnitud de los daños. El alcalde Andrey Kravchenko decretó el estado de emergencia y reportó afectaciones en al menos tres edificios residenciales.

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Las repercusiones alcanzaron otras áreas del puerto: una terminal de contenedores operada por Delo Group tuvo daños menores por escombros, pero siguió operando con normalidad. También la mayor terminal de granos de Rusia reportó impactos por restos de drones sin detener sus operaciones, un indicador de la fragilidad de la infraestructura civil en esta nueva fase del conflicto.

El ataque ucraniano se produjo mientras Rusia realizaba uno de sus bombardeos más extensos de las últimas semanas. De acuerdo con Zelenski, Moscú lanzó 430 drones y 18 misiles —entre ellos balísticos— durante la ofensiva nocturna. Los sistemas de defensa Patriot y otras plataformas aliadas permitieron interceptar 14 misiles, aunque el impacto general de la ofensiva dejó claro que Ucrania sigue bajo fuerte presión aérea.

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En los mercados energéticos, las repercusiones llegaron de inmediato. El precio del Brent subió hasta 3% y rozó los 65 dólares por barril antes de estabilizarse, mientras que el West Texas Intermediate se ubicó en torno a los 60 dólares. Cualquier ataque a infraestructura petrolera en el Mar Negro suele generar movimientos bruscos ante el temor de disrupciones en la oferta mundial.

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