Sube a 64 la cifra de muertos en la operación más sangrienta contra el narcotráfico en Río de Janeiro

La cifra de muertos tras la megaoperación policial contra el narcotráfico en Río de Janeiro aumentó a 64, incluidos cuatro agentes, confirmaron este martes fuentes oficiales del gobierno estatal. La intervención, considerada la más letal en la historia reciente de la ciudad, buscaba frenar la expansión territorial del Comando Vermelho, el grupo criminal más poderoso del estado, y dejó un escenario de violencia sin precedentes que ha conmocionado a Brasil y al mundo.
Desde la madrugada, cerca de 2,500 efectivos fuertemente armados irrumpieron en los complejos de Alemão y da Penha, dos de las zonas más conflictivas del norte de la ciudad, apoyados por 32 vehículos blindados y helicópteros de asalto. El operativo, descrito por las autoridades como una “respuesta estratégica” al crecimiento del crimen organizado, derivó rápidamente en intensos enfrentamientos con los narcotraficantes, transformando las calles en un verdadero campo de batalla urbano.
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El gobierno del estado de Río de Janeiro explicó que la operación forma parte de una ofensiva mayor contra el Comando Vermelho, una facción que controla gran parte del tráfico de drogas en las favelas cariocas y que en los últimos meses ha expandido su dominio hacia municipios vecinos. “El objetivo es desmantelar la estructura de mando y frenar su avance territorial”, señaló la Secretaría de Seguridad Pública a través de la red social X (antes Twitter).
Las escenas registradas por medios locales y vecinos muestran vehículos incendiados, viviendas perforadas por balas y escuelas cerradas. Decenas de familias fueron evacuadas de emergencia y varias zonas permanecen sin suministro eléctrico. En redes sociales circularon videos que reflejan la desesperación de los habitantes atrapados entre los tiroteos, mientras organizaciones civiles denunciaron el uso excesivo de la fuerza y la falta de protocolos humanitarios durante el despliegue.
La operación también dejó heridos a varios civiles, aunque las autoridades no han confirmado cifras exactas. Cuatro policías perdieron la vida durante los enfrentamientos, mientras que otros resultaron heridos por disparos y explosivos improvisados. “Es una operación de altísimo riesgo, pero necesaria”, declaró un portavoz policial a la prensa local, destacando que la violencia en estas zonas “ya no tenía control ni respeto por la autoridad”.
El Comando Vermelho, fundado en los años 70 dentro de las cárceles brasileñas, mantiene vínculos con redes internacionales de narcotráfico y tráfico de armas. Su poder económico y territorial ha resistido múltiples intentos de intervención estatal, y las autoridades admiten que su erradicación completa requerirá una estrategia sostenida a largo plazo, no solo militar, sino también social y económica.
Diversos grupos de derechos humanos han exigido una investigación independiente sobre los hechos, alegando posibles ejecuciones extrajudiciales y violaciones a las normas de seguridad pública. Sin embargo, el gobierno estatal defendió la legalidad del operativo, afirmando que “todas las acciones se enmarcan en el esfuerzo legítimo por recuperar el control del territorio y proteger a la población de las bandas armadas”.
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