La vida las cruzó y el albergue también las unió; amistad en tiempos de Hilary
La vida las cruzó y el albergue las unió todavía más; esta es la historia de Marina y María, dos amigas que para evitar el riesgo de los efectos de “Hilary” decidieron acudir al refugio habilitado en la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) en La Paz.
Marina es proveniente de Hidalgo, mientras que María nació en un pequeño pueblo de Michoacán. Ambas mujeres tienen más de 15 años en la capital del estado, y viven solas en colonia La Pasión; en sus pequeñas casas de madera, como ellas relataron.
La zona de La Pasión se encuentra muy cerca de vados, lo cual puede ser peligroso permanecer ahí en caso de lluvias fuertes y huracanes. Por eso, desde el 19 de agosto por la madrugada, se instalaron en el albergue:
“Es una casa de madera que ni baño tenía, sin baño, sin nada. Pero bueno, el caso es que es de madera. Entonces imagínense, la categoría 4 y una casa de madera, la verdad estábamos en peligro; y tomé la decisión de venirme a resguardar aquí. Y por eso invité a mi amiga, está otra mujercita con sus niños y luego la persona que nos trajo en su automóvil”, comentó Marina.
¿Y cómo inició su entrañable amistad? Todo comenzó cuando una de ellas tenía antojo de limas y, curiosamente, su vecina y ahora amiga tenía un árbol de esta fruta en particular. Desde ese momento, se convirtieron en compañeras de vida:
“Somos amigas. En lo bueno y en lo malo; esperemos que Dios nos guarde esa relación”, comentó María
“Y qué le puedo decir; ahora tengo mi casita… Mi casa está llena de árboles, es una selva mi casa. Ahí está mi amiga que también, su casa es una selva, también tiene frutales a más no poder. Creo que es lo más hermoso vivir entre la naturaleza […]”, relató Marina
Pero hay algo crucial en ambas trayectorias. Sus historias de vida han atravesado violencia doméstica; María tenía 14 años cuando contrajo matrimonio con su exesposo maltratador, mientras que Marina vivió 24 años con su pareja abusadora:
“Fue tremendo… Fue tremendo mi sufrimiento con él. Sí, me maltrataba. Me humillaba, me pegaba, no me daba dinero. Y aguanté por, como te digo; cuando uno no sabe defenderse de la vida, soporta todo. Ya cuando tú reaccionas, que ya se te abre tu mente, es cuando tú ya piensas; dices: ¿por qué he vivido todo esto?… Mentiras que me ha querido, si me quisiera no me hubiera hecho eso. Y estaba completamente cegada yo, porque pensaba que sí me quería, aunque yo sí lo quería. Pero realmente, lamentablemente, nunca me quiso, porque cuando te quieren no te tratan mal”, contó María
“[…] Es una historia vivida, pero aquí, vine a vivir el duelo de un divorcio. Y esta tierra hermosa, que me recibió con los brazos abiertos. Aquí curé mis heridas, sané. Esas heridas de 24 años, de un matrimonio”, expresó Marina
Por eso, su principal orgullo hoy en día, para ambas, es pensar en todo su recorrido y trayectoria de vida en retrospectiva, como mujeres que lograron desarrollarse con independencia y autonomía. Pero que, en su momento, creyeron que no podrían salir adelante bajo sus propios recursos. Esta amistad les ayudó a recordar que claro que es posible; que hasta su casa, su jardín con montón de árboles frutales y sus actividades laborales construyeron.
Y finalmente, una de las situaciones que más nos llenó de ternura, fue ver al pequeño acompañante de Marina, su perrito “Gordo”, que de tanto durar la plática el pequeño guardián decidió tomar una siesta:
“Y me traje a mi perrito porque, pues imagínense; a veces no hacemos conciencia que también a los perritos les da miedo y es parte de, yo siempre digo, es parte de mi familia. Nosotros somos protectores de los animales y de la naturaleza; yo me dedico a sembrar árboles. Tengo muchos árboles en La Pasión ya sembrados”.
Juntas, en espera de que “Hilary” pase, para retomar su vida y continuar con su linda amistad, con la calidez y resiliencia que ambas transmiten.