Arqueólogo murió por golpe de calor cuando realizaba estudio en zona natural de Santiago
El guía experto en localización de desaparecidos que hizo el hallazgo del cuerpo sin vida del arqueólogo Emanuel Eleazar Reyes Estrada, confirmó que el varón murió por un golpe de calor. El occiso de 34 años se encontraba en calidad de desaparecido desde la mañana del 13 de julio, cuando se extravió después de adentrarse en el valle de la comunidad de Santiago, al norte de San José del Cabo, para realizar una investigación a campo abierto.
El profesionista, que colaboraba con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un estudio correspondiente al Proyecto de Salvamento Arqueológico & Energía en el poblado de Santiago, se perdió alrededor de una zona boscosa durante un recorrido de inspección. Luego de que se reportó su desaparición, las asociaciones civiles y personal del departamento de bomberos de San José del Cabo activaron un operativo de búsqueda para poder encontrarlo.
Tras varias jornadas fallidas, la Fiscalía de Búsqueda de Personas Desaparecidas de Baja California Sur contrató a Rosario Guadalupe Rosas López, un guía experto rastreador de personas, quien organizó un nuevo plan de búsqueda que dio resultado positivo.
Los restos del arqueólogo fueron encontrados la tarde del 14 de julio dentro de un espacio rocoso del monte de Santiago a 150 metros de la carretera federal, al cumplirse 48 horas de haber desaparecido. Las huellas dejadas por el occiso cuando caminaba por los largos senderos naturales fueron la clave para su hallazgo. Tal y como lo comentó el guía que descubrió el cadáver.
“El cuerpo estaba recargado a un costado de un árbol de torote, específicamente sentado en su propio pie, así fue como lo encontré. Tenía todas sus pertenencias, su teléfono y todo a su alrededor. La causa de muerte fue un golpe de calor, por la temperatura muy elevada que estaba en ese momento, debido haber padecido esta persona de gripe o fiebre un día anterior para que le haya afectado a tal grado ese golpe de calor.”
De acuerdo con el testimonio de Rosario, el cuerpo no registró huellas de violencia como golpes, heridas superficiales o algún tipo de contacto físico con la superficie de piedra que pudiera haber sido originado por alguna caída de una altura considerable. Asimismo, fue encontrada su mochila que contenía varios artículos y objetos de uso personal en el punto del descubrimiento.
“Yo me le acerqué y registré, si tenía golpes o x cosa, no tocarlo, nomás verlo y la persona estaba muerta por los problemas que tenía por la deshidratación, le pegó el paro y lo que tenía primeramente el cráneo muy reventado, ahí fue la cuestión del derrame cerebral que le pegó. Ya vino la Fiscalía a hacer el reporte, peritos y Semefo, ya se les entrega el resultado de la búsqueda a las autoridades correspondientes, lo que deben hacer ellos, levantar el cuerpo y ya uno se retira del área, ya hizo el trabajo que tenía que hacer uno y les toca a las otras corporaciones hacer lo demás.”
Tras el levantamiento del cuerpo, los servicios forenses lo llevaron a los laboratorios para realizarle la necropsia de ley y confirmar las causas de muerte. El arqueólogo había sido víctima de las altas temperaturas que imperan en el desierto, donde el clima llega a rondar los 49 0 50 grados centígrados bajo sombra, según los expertos.
Pese a que el arqueólogo iba preparado con botellas con agua, vestido con ropa fresca y apoyándose de sombreros y pañuelos para cubrirse el cuerpo y rostro del sol, el aumento del clima le jugó una mala pasada cuando perdió el rumbo de recorrido en medio del bosque desértico. Luego de que se confirmó su descubrimiento, el centro INAH de Baja California Sur lanzó un comunicado en sus redes sociales para dar a conocer públicamente el fallecimiento del arqueólogo.
El guía que encontró su cuerpo también fue el encargado de localizar los restos óseos de Max Watson, el joven estadounidense que se extravió en diciembre de 2018 cuando escaló la Sierra de La Laguna. Rosario Rosas, también conocido como “Chayo”, descubrió la dentadura y varios huesos de la osamenta que pertenecía al explorador americano cuando seguía pistas de su extravío en lo alto de la sierra 4 años después de la desaparición.