Exponen barreras económicas entre TMC y autoridades portuarias en Pichilingue

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Embarcación de transportación en puerto El Pichilingue de La Paz

El equipo de la empresa Transportación Marítima de California (TMC) que opera en el puerto de Pichilingue de La Paz, denunció trabas con el tema de las barreras económicas que han enfrentado tras decisiones tomadas por autoridades portuarias en relación con los desembarques y actividades realizadas por el consorcio en el muelle marítimo de la capital del estado.

Según los afectados, la dirección de la Administración Portuaria Integral (API) de Baja California Sur impuso embarcaciones conocidas como “remolcadores”, utilizadas para ayudar a las maniobras de los navíos que recalan en el muelle. Principalmente, haciendo una función de tirar o empujar barcos en puertos y de remolcar barcazas, barcos averiados u otros artefactos flotantes.

Sin embargo, las labores de los remolcadores que son pagadas directamente por la compañía náutica a través de un cobro mensual a favor de API, son innecesarias para un barco que hace estas mismas acciones de forma independiente, sin depender de otras embarcaciones de menor tamaño que esperan la llegada del buque a pocos metros del puerto costero. Tal y como lo explica un miembro de la tripulación de TMC.

“También está la cuestión de los remolcadores que afecta el desarrollo de las empresas, técnicamente, la tecnología se ha desarrollado a nivel marítimo. Anteriormente los barcos eran más limitados, eran mas dependientes a factores externos, pero en este caso si nos vamos históricamente a los 70s u 80s, los barcos nunca habían usado remolcador, entonces hace 6 años empezamos a tener remolcador y si afecta porque los barcos son más grandes, son más independientes, tienen más tecnología y obviamente evolucionan mejor con sus propios medios que con el remolcador.”

Los remolcadores aparecieron en Pichilingue para servir como un supuesto apoyo sin el conocimiento ni aprobación de las dos navieras que operan en el puerto, sin embargo, el costo por mantenerlos recae en el par de empresas que ofrecen servicios de carga rodada en las rutas marítimas que conectan Baja California Sur con Sinaloa.

Lo anterior ha provocado que TMC se vea obligado a subir temporalmente las tarifas de sus viajes para poder solventar un pago sin beneficio alguno que solo afecta en la producción económica y bajo la posibilidad de tener diferencias con las compañías nacionales y extranjeras con las que tienen convenios en relación con los precios por fletes o traslados de mercancía variada, productos de canasta básica y vehículos de carga por mar. Movimientos que brindan mayores soportes de desarrollo económico en todos los municipios Baja California Sur.

“El barco no usa el remolcador, es completamente independiente porque la tecnología nos ha ayudado a que el barco evolucione mejor en las maniobras. Sobre todo, en el puerto de Pichilingue que es un puerto pequeño donde no hay mucho espacio el barco vira perfectamente sin ocupar los remolcadores. Lo que hacen los remolcadores son prestar atención cuando es necesario en la maniobra, en caso de una emergencia, que el barco no traiga una máquina, no traiga el timón o venga en black out, pero en este caso el barco trae dos propulsores en proa de dos mil caballos, trae dos timones independientes y dos máquinas, entonces no ocupa remolcador para hacer la maniobra.”

Luego de que la Autoridad Investigadora de la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) determinó que no existen condiciones de competencia efectiva en el transporte marítimo de pasajeros y de carga rodada en las rutas Pichilingue-Topolobampo y Pichilingue-Mazatlán, las dos navieras encargadas de las operaciones en el muelle sudcaliforniano siguieron brindando sus servicios de manera autónoma. Sin embargo, en el caso de TMC, los inconvenientes siguieron por la vía de los remolcadores que fueron colocados en altamar bajo una orden girada por altos mandos de API.

Pese a que los representantes de Transportación Marítima de California han expresado su intención de sostener mesas de dialogo con los directivos de la administración portuaria para no depender de los remolcadores y usar el dinero de los cobros para aumentar la calidad de sus servicios, instalaciones y embarcaciones, los posibles acuerdos que beneficien a ambas partes han sido nulos hasta ahora, manteniendo una pugna entre la compañía y las autoridades marítimas para resolver este conflicto y manteniendo una barrera económica que impide el desempeño perfecto de la empresa en el puerto de Pichilingue.

Imberth Rondero
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