La Casa Blanca acusó al gobierno, no a los mexicanos
La postura oficial de los Estados Unidos a través de la Casa Blanca fue muy cuidadosa: acusó al gobierno mexicano en turno, no a los mexicanos.
Esto debe recalcarse porque los directamente imputados, los actuales políticos, los gobernantes, están haciendo un esfuerzo desesperado por desviar el golpe de la acusación.
Quieren hacernos creer y sentir que los mexicanos de a pie, y todo nuestro país, estamos empaquetados en el grave señalamiento de la Casa Blanca.
Se están envolviendo en la bandera nacional y nos convocan a lidiar con valor como si se tratara de una confrontación entre naciones vecinas.
Pero no es así. El comunicado oficial de los Estados Unidos no involucró a todo el Estado mexicano, constituido por gobierno, territorio y pueblo. Lo hizo única y directamente a los gobernantes en turno.
Cuando un ciudadano mexicano es señalado o acusado, con pruebas o sin ellas, los gobernantes mexicanos siempre aconsejan que no se preocupe, si es inocente, que se defienda, en un debido proceso, y que se aplique la ley.
Es oportuno y pertinente, en este caso, de la acusación a los gobernantes, aconsejarles y decirles lo propio: defiéndanse, exijan el debido proceso y que se aplique la ley.
No se vale ni podemos admitir que quienes actualmente ejercen algún cargo en los poderes ejecutivo, legislativo o judicial de México, se cubran y pongan por delante a los ciudadanos y al pueblo para defenderse de esta histórica acusación.
Si son inocentes y están libres de culpa, que exijan una disculpa; pero si tienen alguna responsabilidad, que la asuman directamente y no embarren a quienes no tienen vela en este entierro.
EU