Leyenda del Cerro de las Calaveras revive en Día de Muertos en La Paz

En este Día de Muertos, las leyendas resurgen en todo México, recordando historias que entrelazan amor, muerte y misterio. En Baja California Sur, una de las más populares es la de El Cerro de las Calaveras, ubicado en la capital del estado, La Paz, donde el paisaje costero y el pasado se funden en un relato que aún estremece a locales y visitantes.
La historia remonta a los tiempos en que los exploradores españoles llegaban a las costas de la península. En las cercanías de El Corumel, vivía una tribu indígena que custodiaba su territorio con orgullo. En ella habitaba la hija del jefe de la tribu, una joven prometida con un miembro de su comunidad.
Cierta tarde, un misterioso barco apareció frente a la bahía y permaneció anclado durante días. Los habitantes lo observaban con recelo, sin saber si se trataba de comerciantes o fugitivos. La joven, movida por la curiosidad, comenzó a visitar los acantilados cercanos, donde un caballero extranjero la sorprendió. Según cuenta la leyenda, ambos quedaron enamorados desde el primer encuentro.
Los encuentros secretos se volvieron frecuentes, hasta que un día fueron descubiertos por el prometido de la joven. En un arranque de celos, los hombres pelearon con furia hasta rodar por la ladera del cerro y morir al pie de la montaña. La joven, devastada, decidió seguirles el mismo destino, lanzándose al vacío para reunirse con ellos en la muerte.
Desde entonces, los habitantes aseguran que las formaciones rocosas de El Cerro de las Calaveras dibujan tres rostros. La figura más grande representaría a la mujer, mientras que las dos más pequeñas, a los hombres enamorados y condenados por el destino.
El sitio, además de su carga mítica, ofrece una vista impresionante de la ciudad de La Paz y del mar que la rodea. Se encuentra a unos tres kilómetros sobre la carretera La Paz–Pichilingue, después de la zona conocida como Palmira, y es considerado uno de los mejores miradores naturales del municipio.
Subir el cerro toma entre 20 y 30 minutos, pero la recompensa es una panorámica que muchos describen como sobrecogedora. Al atardecer, los tonos dorados y rosados del cielo contrastan con las siluetas de las formaciones, evocando los rostros que dieron origen a la leyenda.
En fechas como el Día de Muertos, es ideal para visitar El Cerro de las Calaveras y rendir homenaje a los amantes que, según la tradición, aún vagan por sus laderas. La mezcla entre historia, naturaleza y mito convierte a este lugar en un símbolo del amor eterno y de la memoria que nunca muere.
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