“Concurso de capacidad”

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Carlos rojas

La habilidad de López Obrador para manipular gente es admirable y pueden ser otros 6 años de fracaso si no se elige el candidato idóneo para restaurar el país.

Trae a la “corcholatas” como perros amaestrados de circo, haciendo diferentes gracias, de mitin en mitin, hablando de unidad y de respeto a la famosa encuesta, que hasta ahora no tiene pies ni cabeza.

Lo más parecido a la famosa encuesta es la múltiple y engañada rifa del avión presidencial.

La CDMX cayéndose, el Metro con problemas diarios, cierres de calles sin ton ni son y la señora responsable en mítines con miles de acarreados. ¿Con que dinero?

¿Esta ilegalidad se llama capacidad de gobernar y respeto a la ley?

El encargado del orden del país en la misma línea, convenciendo gobernadores y seguramente haciendo promesas. Se le va el tiempo en visitas sociales.

Ebrard ya se definió, ya tiene su plan, su equipo de trabajo y se percibe más madurez en sus acciones electorales.

Monreal toma la posición de humildad, voz pausada, exceso de orden y respeto de dientes para afuera, y únicamente esperando que el dedo, perdón, la encuesta famosa lo favorezca.

El gran problema es que a ninguno de estos candidatos los conocemos realmente. No sabemos cómo piensan, cómo actuarán, con que temas de este gobierno tienen desacuerdos, cuál es su verdadera estructura y capacidad para manejar al país, Todo lo que sabemos a través del cristal de López Obrador, con la debida censura y miedo de los elegidos de manifestarse.

Es necesario un debate entre los posibles aspirantes, que hablen de sus planes, sus opiniones.

No podemos poner a México en manos de un desconocido en su esencia porque le “gustó” a López Obrador. Ya bastante daño ha causado para que intente apoyar a alguien que siga 6 años, con improvisaciones, mentiras e ineficiencia total en el difícil arte de gobernar un país.

En estos comentarios no estamos considerando el candidato de la oposición, que esperemos que algún día sea nombrado.

Por lo pronto hay que conocer a fondo a las “corcholatas”, ya que no es un concurso de belleza ni de simpatía, es

“un concurso de capacidad”.