Cultivo de perlas en La Paz; huracanes son su peor enemigo

El cultivo de perlas en La Paz es una actividad valiosa con renombre internacional. Sin embargo, quienes realizan esta actividad no están listos para afrontar huracanes por la falta de infraestructura de protección
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El peor enemigo del cultivo de perlas son los huracanes

La Paz.- En Baja California Sur, el cultivo de perlas del Mar de Cortés es una actividad histórica que atrae a científicos, fotógrafos y turistas nacionales e internacionales. Además, deja una importante derrama económica en la región. Sin embargo, una de las problemáticas a las que se enfrentan quienes se dedican a esto son los huracanes y otros fenómenos meteorológicos.

Erick Galindo y Oziel Tovar son dos biólogos marinos que se dedican al cultivo y cosecha de ostras en la bahía de La Paz. Ellos realizan un proceso minucioso para obtener y comercializar perlas, el cual en ocasiones se ve en riesgo por las condiciones climatológicas.

“Podríamos dejarla más tiempo: el detalle es que nos arriesgamos a que algo le pueda pasar a la ostra. Como está en un medio natural, puede llegar un huracán… Ahorita que se está calentando mucho el agua, de hecho se mete la mano a la tina, esta agua viene del mar, está caliente. Entonces la ostra es muy sensible, y dice ‘aquí me muero’, y adiós trabajo de nosotros”, dijo

Recordaron que tras el paso del huracán Odile hace nueve años, se dañó casi el total de su cosecha; lo que significó una pérdida de casi siete años de trabajo, explicó Erick Galindo:

“En el 2014, cuando llegó Odile, mató el 95% de nuestro cultivo. Aún a la fecha seguimos recuperándonos porque se murieron organismos que ya iban a pasar a laboratorio apenas. Perdimos varias perlas y se perdió mucho”, recalcó

Aunque a raíz de eso implementaron protocolos y planes de contingencia, no cuentan con la infraestructura suficiente para cuidar y salvar a estas joyas del Mar de Cortés, a diferencia de las granjas establecidas en otros lugares, como Australia o Japón.

Por ello, los biólogos constantemente viven en incertidumbre, pues la cosecha puede verse afectada por un sinfín de elementos o situaciones. El cultivo de estas joyas requiere mucha dedicación, paciencia y sobre todo, amor por lo que se hace, destacó Erick Galindo:

“De 10 ostras que hacen, supongamos, de 10 aceptan unas cinco; el 50%. Pero de esas cinco que aceptan, no quiere decir que vamos a tener cinco perlas; esas cinco que aceptan al final solamente podemos una perla… Aproximadamente de cada 10, solamente una llega a ser exitosa al tener el producto final”, comentó

Aunado a eso, la contaminación de la bahía afecta la cosecha de ostras. En este sentido, Erick Galindo y Oziel Tovar mencionaron que lo que hacen es sumergirlas lo más profundo posible para así evitar la suciedad y que las perlas puedan continuar con su correcto proceso de evolución.

 

AT

Sofía Apodaca
EtiquetasAcuacultura