Una intensa tormenta o también llamada Depresión Aislada en Niveles Altos (Dana), conocida popularmente como “gota fría”, ha desatado la peor tragedia climática en décadas en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.

Hasta el momento, el saldo de víctimas asciende a 95 muertos, con un número indeterminado de desaparecidos, y ha dejado a miles de personas afectadas en el este y centro de España. El presidente Pedro Sánchez ha convocado tres días de luto oficial, mientras los equipos de rescate intensifican la búsqueda de los desaparecidos.

¿Qué origina el DANA y por qué son catastróficos?

El fenómeno de la “gota fría” o DANA suele ocurrir entre junio y octubre en el área mediterránea y es conocido por sus intensas lluvias torrenciales. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) aclara que, si bien no todas las gotas frías generan catástrofes, este episodio fue particularmente devastador. En apenas 24 horas, el martes pasado, Valencia registró 445,4 litros de agua por metro cuadrado, la mayor cifra desde 1966.

Una Dana, o Depresión Aislada en Niveles Altos, fue la causante de las lluvias torrenciales e inundaciones que recientemente afectaron a España. Este fenómeno, que aparece cuando una masa de aire frío se desvía hacia latitudes más bajas, cobra intensidad en las regiones mediterráneas, especialmente al final del verano y el inicio del otoño, según National Geographic.

La característica principal de una dana es su masa de aire frío, que se desplaza en altitudes elevadas y queda aislada de la circulación atmosférica general. Este aislamiento le permite seguir trayectorias irregulares, creando descensos significativos de temperatura en las capas medias y bajas de la atmósfera. Al entrar en contacto con masas de aire más cálidas, típicas de la región mediterránea, se genera un ambiente inestable que aumenta la probabilidad de lluvias intensas.

El peligro de la dana aumenta en áreas costeras y de tierra caliente, donde las altas temperaturas del agua y el suelo aportan energía adicional a las masas de aire en descenso. Al mezclarse el aire frío en altura con el aire cálido en la superficie, se generan tormentas intensas que pueden prolongarse, provocando lluvias torrenciales que desencadenan inundaciones, fuertes vientos y hasta granizadas.

La reciente dana que azotó España dejó severas inundaciones en comunidades como Valencia y Castilla-La Mancha, donde se registraron pérdidas humanas y cuantiosos daños materiales. Este tipo de fenómenos, cada vez más comunes debido al cambio climático, pone en evidencia la necesidad de preparación ante eventos climáticos extremos en la región.

Daños severos causados por las intensas lluvias

Uno de los lugares más golpeados fue el municipio de Paiporta, a diez kilómetros de la capital valenciana, donde 40 personas perdieron la vida, 34 de ellas en el casco urbano y seis en una residencia de ancianos. A medida que avanzaba el día, el número de fallecidos en la Comunidad Valenciana fue aumentando de 51 en la mañana, a 92 por la tarde, reflejando la magnitud de la tragedia.

Las fuertes lluvias no solo afectaron a Valencia, sino también a Castilla-La Mancha, donde se reportaron dos muertes en los municipios de Mira (Cuenca) y Letur (Albacete). Allí, equipos de emergencia trabajan sin descanso, con más de 300 efectivos desplegados para atender la situación, en la que aún hay personas desaparecidas y cientos de viviendas dañadas.

La infraestructura de transporte en la región ha colapsado. Más de 70 carreteras secundarias permanecen cerradas, afectando a más de 22,000 transportistas, y Renfe suspendió el servicio ferroviario en la línea Zaragoza-Teruel-Valencia. La situación aérea también se ha visto afectada, con 30 desvíos de vuelos, incluidos 19 en Madrid.