Se parece a mi tío Óscar y otros datos curiosos de los Premios Óscar

La estatuilla de los Premios Óscar, símbolo de excelencia cinematográfica, está hecha de metal britannia y bañada en oro de 24 quilates. Su diseño fue creado en 1928 por Cedric Gibbons y esculpido por George Stanley. Con una altura de 34.5 centímetros y un peso de 3.8 kilogramos, es tan imponente como sugieren las imágenes de los ganadores alzándola con emoción.

El diseño del Óscar representa a un caballero en estilo Art Deco, sosteniendo una espada sobre un rollo de película con cinco radios. Estos elementos simbolizan las cinco categorías originales del premio: producción, dirección, actuación, guion y técnica. La elegancia y simplicidad del diseño han perdurado sin cambios significativos desde su creación.

Una leyenda popular sugiere que el modelo para la estatuilla de los Premios Óscar fue el actor y director mexicano Emilio “El Indio” Fernández. Se dice que Cedric Gibbons, diseñador del premio y esposo de la actriz Dolores del Río, se inspiró en la figura atlética de Fernández para dar forma a la icónica escultura.

El nombre del premio también tiene diversas teorías. Una de las más conocidas es que la actriz Bette Davis, presidenta de la Academia en 1941, lo nombró “Óscar” porque le recordaba a su primer esposo, Harmon Oscar Nelson. Otra versión apunta a Margaret Herrick, secretaria ejecutiva de la Academia, quien aseguraba que la estatuilla tenía un parecido con su tío Óscar Pierce.

Desde su creación, el diseño del Premio Óscar ha permanecido casi intacto, con una única modificación en 1945, cuando se cambió el tamaño de su base. La consistencia en su diseño ha reforzado su estatus como el reconocimiento más codiciado en la industria cinematográfica.

Las estatuillas de los Premios Óscar son fabricadas por R.S. Owens & Company en Chicago. Su proceso de elaboración requiere la intervención de 12 personas y toma alrededor de 20 horas completar cada pieza, desde la fundición hasta el pulido final, antes de ser enviada a Los Ángeles para la ceremonia.

A pesar de su valor simbólico incalculable, cada estatuilla de los Premios Óscar tiene un precio de reventa de solo un dólar. Desde 1950, una normativa obliga a los ganadores y sus herederos a ofrecer primero la estatuilla a la Academia antes de venderla a cualquier otra persona o entidad.

Los Premios Óscar siguen siendo el evento más prestigioso de la industria cinematográfica, y su icónica estatuilla, con su peculiar historia y curiosidades, continúa cautivando a generaciones de cinéfilos y artistas.