Debatir
En tiempos de pandemia, con severas restricciones para las reuniones masivas, uno pensaría que los esquemas de campañas políticas obligadamente serían distintos a los que usualmente desarrollan los partidos políticos con registro estatal y nacional.
Efectivamente, las campañas por tierra se han visto acotadas y limitadas por los riesgos de contagio que significa el usual contacto cuerpo a cuerpo que se daba entre los candidatos y los ciudadanos a través del abrazo y del saludo de mano.
Los protocolos de sanidad han acotado severamente esta práctica. Las campañas por aire, en cambio, han incrementado su relevancia permitiendo a los candidatos ese contacto directo e interactuación con los ciudadanos a través de la radio, la televisión y, por supuesto, las redes sociales.
En un solo evento, en una sola entrevista, con un video o en un mensaje, dependiendo de los alcances de la plataforma informativa, un candidato puede llegar a una cantidad antes inimaginable de electores. Y es justo en este contexto atípico de campañas políticas en el que los debates adquieren una destacada importancia.
A reserva de que una futura investigación exhaustiva confirme nuestra apreciación, estoy convencido que, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los estados del país, en Baja California Sur, los debates de los candidatos forman parte de la cotidianidad y se han convertido en un evento común dentro del actual proceso electoral que tendrá su clímax en la jornada del domingo 6 de junio de 2021.
Bajo el indiscutible liderazgo del Instituto Electoral del Estado, otras organizaciones de la sociedad civil, cúpulas empresariales y hasta medios de comunicación, se han dado a la loable tarea de organizar debates convocando a los candidatos a los diferentes puestos de elección popular.
Lo destacable de esto es que los candidatos, salvo raras excepciones, han respondido favorablemente a esta exigencia poniéndose a la altura exigida por una sociedad sudcaliforniana cada día más conocedora.
Esta buena práctica se ha convertido en un distintivo de calidad del Estado porque deja de manifiesto el reclamo de los electores, las nuevas y modernas condiciones de las campañas, así como la disposición de los candidatos para someterse a estas pruebas o exámenes colectivos que le aportan mucho a la democracia en esta entidad federativa.
Debatir para que el electorado pueda conocer quiénes son los candidatos así como sus propuestas de campaña que se podrían convertir, finalmente, en acciones de gobierno.
Debatir para que los ciudadanos tengan información y puedan hacer una comparación que los lleve a una profunda reflexión antes de emitir su voto.
Debatir para que los candidatos, en condiciones equitativas, bajo un formato previamente establecido, puedan confrontar con sus contendientes, las propuestas, planteamientos y plataformas electorales a fin de que los ciudadanos puedan conocerlos de manera directa y en tiempo real.
Debatir como un mecanismo idóneo de comunicación con la ciudadanía, para que el electorado cuente con las herramientas suficientes que le permitan deliberar y ejercer su voto de manera libre, informada y razonada.
Debatir para que los ciudadanos y la sociedad en su conjunto conozcan, en un mismo programa, los puntos de convergencia o divergencia entre las posturas de los diversos partidos políticos, coaliciones y candidaturas que participan en la contienda electoral.
Debatir para honrar los valores democráticos que todos estamos obligados a preservar, promover y fortalecer.
¿Usted coincide en que es impostergable debatir?
Esa es una duda sustentable.