Despierte el empresariado y sus instituciones

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Carlos rojas

Para finalizar los artículos sobre Tijuana, surgen varias preguntas acerca de la participación empresarial en los serios problemas que nos afectan y la importancia de contar con información precisa y veraz:

¿Quién hace seguimiento al problema de suministro de agua?
¿Quién hace seguimiento a las obras de reparación de puentes dañados?
¿Quién hace seguimiento a las decisiones sobre el transporte público?
¿Quién hace seguimiento a las obras federales prometidas?
¿Quién informa sobre las promesas no cumplidas por el gobierno del estado?
¿Quién revisa la celeridad en los trámites municipales y su revisión efectiva?
¿Quién revisa la capacidad de los bomberos en edificios altos?
¿Quién cuestiona nuestra capacidad eléctrica en el futuro crecimiento?
¿Quién se preocupa por mejorar la eficiencia del transporte público?
¿Qué sucede con las aguas residuales que son vertidas al mar sin tratamiento?
¿Qué ocurre con el tratamiento de las aguas residuales que desperdiciamos?
Estos y otros tantos asuntos relacionados con la infraestructura de la ciudad no tienen ningún seguimiento empresarial y dependemos de la información “oficial” o de comentarios informales. ¿Están satisfechos con esta situación?

En el Consejo de Desarrollo de Tijuana (CDT) solía existir la Comisión de Infraestructura, encargada de atender todos estos temas con eficacia, pero fue desaparecida por un presidente del organismo con exceso de iniciativa.

Ante el futuro prometedor de Tijuana, es fundamental contar con una atención empresarial efectiva en estos temas. Se requiere que las asociaciones existentes o los Consejos estén al tanto de estos problemas y no se conviertan en meros clubes sociales que celebran cenas a un costo de 200 dólares por boleto.

Obtenemos información de estos problemas a través de redes sociales, en reuniones informales o mediante rumores, pero no existe un mecanismo empresarial que se mantenga al tanto de toda esta información vital para apoyar nuevas inversiones y cuidar nuestra ciudad.

Un claro ejemplo de ignorancia es el destino de dos universidades construidas por el gobierno anterior, con gran inversión y una gran inauguración, pero aparentemente olvidadas por la administración actual. Desde el punto de vista empresarial, estas construcciones son patrimonio de la ciudad y, al menos, debemos saber qué ha sucedido con ellas.

Esperemos que ante estas evidencias, “el empresariado y sus instituciones despierten”.

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