Dieta rica en grasas reprograma el hígado y eleva el riesgo de desarrollar cáncer hepático, alerta estudio

Edición: Especial
Un nuevo estudio científico revela que las dietas con un elevado consumo de grasas no solo alteran el metabolismo hepático sino que reconfiguran las células del hígado, incrementando su vulnerabilidad a convertirse en cancerosas con el tiempo.
La investigación, liderada por expertos del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y de Harvard, aporta claves biológicas que profundizan en por qué hábitos alimenticios poco saludables pueden traducirse en un riesgo elevado de cáncer de hígado.
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Dieta alta en grasas: ¿Qué relación tiene con el cáncer de hígado?
Según los hallazgos publicados en la revista Cell y retomados por medios internacionales, el impacto de una alimentación rica en grasas va más allá de la acumulación de tejido adiposo.
La exposición prolongada a estos patrones dietéticos cambia la identidad de los hepatocitos (las células principales del hígado) haciéndolos retroceder a un estado inmaduro similar al de células madre.
Este proceso, conocido como desdiferenciación celular, ayuda temporalmente a las células a sobrevivir al estrés metabólico, pero al mismo tiempo reduce su capacidad de morir de forma programada, lo que facilita la acumulación de mutaciones que pueden evolucionar a cáncer.
En modelos experimentales con ratones, casi todos los animales alimentados con dietas altas en grasa desarrollaron tumores hepáticos al cabo de aproximadamente un año, mientras que el equivalente en humanos podría tardar hasta dos décadas en manifestarse clínicamente.
Entender el riesgo para actuar a tiempo
Este estudio no solo describe los cambios celulares involucrados, sino que también identifica factores de transcripción y vías genéticas implicados en la reprogramación del hígado.
Estos descubrimientos abren la puerta a posibles dianas terapéuticas para frenar o revertir los efectos dañinos de los lípidos en la salud hepática.
Además, los investigadores planean evaluar si volver a una dieta equilibrada o utilizar fármacos que ayudan a reducir peso, como los agonistas de GLP-1, puede restablecer funciones normales del hígado y disminuir el riesgo de progresión tumoral.
La evidencia científica coincide en que una dieta alta en grasas saturadas no solo favorece enfermedades metabólicas como hígado graso o diabetes, sino que ahora se vincula de forma más directa con la carcinogénesis hepática.
Especialistas en salud pública subrayan la importancia de cambios en los hábitos alimenticios como una estrategia clave para prevenir enfermedades crónicas.
Reducir el consumo de grasas saturadas, optar por patrones alimentarios balanceados y mantener un peso saludable son pilares de una prevención efectiva.
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