El regreso a clases

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Milenio

Foto: Milenio

Calíope

Víctor Turner, uno de los más importantes antropólogos del siglo XX, desarrolló el concepto de “ritos de paso”, original del Arnold van Gennep. En pocas palabras, los ritos de paso son un conjunto de actividades que propician las transformaciones que nos llevan a alcanzar un estado distinto del original. Un bautizo o una boda son ejemplos claros: antes no se era algo y después ya se es (antes soltero, después casado). Pero estos ritos no son necesariamente de naturaleza religiosa y así pueden darse en muchas situaciones, como en los exámenes profesionales, en los alumbramientos, en cualquier iniciación, etc. Uno de los rasgos más importantes es la liminalidad, que es el momento en que no se está en el lugar de origen, pero tampoco en el destino; no se es lo que era, pero tampoco lo que será. Es un estado ambiguo necesario para la transformación.

El estado de confinamiento en el que nos encontramos por causa del coronavirus es muy parecido a este estado liminal de los ritos de paso, por eso es que muchos intuyen que al final del encierro, de la sana distancia y demás medidas, vamos a salir renovados, como mariposas que salen de sus capullos. Y en este paso hay una fecha definitiva en la que se da la transformación, en la que se llega a ser lo que se está destinado a ser, en la que se llega a la iniciación. Y esta fecha la hemos ansiado desde el inicio de la pandemia, esperamos una fecha que sea la del pico y que baje la curva para pasar del semáforo rojo al naranja, al amarillo, al verde. Y entonces vendrá la fecha mágica en la que lleguemos a la “nueva normalidad”, en la que habremos de regresar a la cotidianidad, pero con el aprendizaje de la etapa liminal. Ese día abrirán las escuelas, los niños irán a clases y todos a los trabajos y regresará nuestra economía.

La realidad, sin embargo, es más triste. Nada de eso sucederá, habrá cambios, desde luego, pero no hay tal transformación. El proceso de la pandemia será un proceso más largo de lo que nos han dicho y nos tendremos que habituar a vivir bajo el riesgo del virus.

El regreso a las escuelas anunciado ayer por Esteban Moctezuma tiene esa apariencia: se regresa a clases, pero no a las aulas. Las clases a distancia, por medio de la televisión o la radio, son la solución temporal al problema que nos representa actualmente nuestra proximidad. A este problema hay que considerar la alerta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de que no hay condiciones en México para que los alumnos sigan sus clases o entreguen tareas mediante esta estrategia. Pero no hay más cera que la que arde. Ciertamente en los procesos de liminalidad no somos lo que éramos, pero tampoco llegamos a ser lo que debemos ser.

@cromerogabriell

 

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