“Embriaguez de poder”

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Carlos rojas

“Divorcio total de la Corte con el interés popular”, afirma categóricamente López Obrador como si fuera poseedor de la verdad absoluta, producto del enorme poder que tiene y que pretende usarlo a su antojo, pasando sobre leyes y sobre la misma Constitución.

La SCJN lo que está haciendo es revisar los acuerdos, decretos y resoluciones del ejecutivo, aprobados por ambas cámaras, sin mayor estudio, aprovechando la mayoría del partido en las votaciones.

Desde su elaboración, presentación y aprobación, se indicó que eran propuestas anticonstitucionales, pero en ese momento la SCJN, siendo presidente el ministro Zaldívar, inclinado con la 4T y sumiso al poder ejecutivo, no realizó mayor análisis de estas violaciones ni mayor comentario.

Hubo un momento en que el presidente en turno quiso promover una ampliación del plazo del presidente de la SCJN, flagrante violación constitucional y Zaldívar se dejó querer, sin emitir ningún rechazo a esta acción. La sumisión fue su característica.

Al ascender a la presidencia la ministra Norma Piña, conocedora de la función clara de la SCJN que es la vigilante del cumplimiento de los postulados de la Constitución, y corregir cualquier desviación de los otros dos poderes, ejecutivo y legislativo, empezó a cumplir su función.

La reacción visceral del presidente en turno era de esperarse, sus intenciones de destruir al INE, manejar las elecciones, trabajar con completa opacidad en las obras de gobierno y sus decretos abusando de su poder, todo se le vino abajo, por pretender actuar fuera de la ley y violando la Constitución.

El presidente en turno no es más que un servidor público de alto nivel, pero regido por leyes. Su autoridad está restringida, aunque hay veces que se requiere estar alerta porque se presenta una,

“embriaguez de poder”.

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